Carta abierta a Alejandro Valverde, "el mejor ciclista que ha nacido en los últimos 63 años"

Ésta es una temporada especial, no es una más. La gran mayoría de los aficionados estará expectante con las nuevas generaciones. Se quedarán embelesados con las gestas de Remco o Van der Poel, vibrarán con las batallas de Pogacar y Roglic, disfrutarán los continuos ataques de Alaphilippe, estarán pendientes de si Froome, Dumoulin y Bernal recuperan su nivel, esperarán que Mas dé ese pasito más, que Wout Van Aert destroce algún potenciómetro, desearán que Landa consiga lo que tanto merece, ansiarán que Gilbert triunfe en San Remo y conquiste así los 5 monumentos, jalearán los caballitos de Sagan, descubrirán hasta dónde llega el pundonor de Carapaz...

Otros se perderán en absurdas discusiones nacionalistas, en criticar a los ciclistas `acomodados´, en descargar sus frustraciones en ciclistas o directores creyéndose poseedores de la táctica definitiva para el éxito.

Yo no, yo sólo tendré ojos para cada pedalada del ciclista con más clase y uno de los más completos junto a Kelly y Jalabert que haya visto jamás.

Y es que como he dicho no es una temporada más, es la última en la que podré disfrutar de un ciclista especial, y no es un cualquiera. Es estadísticamente hablando el mejor ciclista que ha nacido en los últimos 63 años (PCS Points ranking Procyclingstats).

Don Alejandro Valverde Belmonte, el `Bala´, el `Imbatido´. Aquel que nació para disfrutar encima de una bicicleta, que se batió el cobre con Zabel, Heras, Armstrong, Bettini, Freire, Boonen, Di Luca, Vinokourov, Rebellin, Evans, Contador, Gilbert, Nibali, Froome, Purito, Alaphilippe, Roglic o Pogacar. Rivales nacidos en cinco décadas diferentes, rivales de todas las especialidades.

Ese que disfruta los entrenamientos, ese que se sacrifica año tras año por dar su mejor versión, que se cuida, el que tanto nos ha hecho disfrutar y sufrir. Disfrutar en Courchevel, La Zubia, Plumelec, Huy, Lieja, San Sebastián, Willunga Hill, l´Alpe d´Huez, Hamilton o Insbruck, sobre todo Insbruck. Sufrir en El Caracol, en Perigueux o en Düsseldorf. Al que tanto admiran sus compañeros de profesión, ese que no siempre ha sido valorado por el aficionado medio y el periodista tribunero como merece y al que ahora casi todos reconocen su legado y grandeza.

Para darnos cuenta de su magnitud hay que fijarse además de en sus 130 victorias, en sus 322 podios y sus 600 top-10. Son sólo datos, pero nos muestran que Alejandro es competitivo siempre. Ése es su gran valor, haber sido competitivo dos décadas en un deporte con tal nivel de exigencia y esfuerzo.

Disfrutemos de su `último baile´.

Muchas gracias por tantos lustros, años, días y momentos de CICLISMO.