El pasado sábado por la mañana Koldo Gil dio el paso, se cortó la coleta como ciclista. Lo hizo con 31 años, consciente de que todavía tenía ciclismo del bueno en las piernas. Pero Gil ya está cansado de pelear
La historia de Koldo Gil Pérez (Burlada, 1978) es una historia inconclusa, siempre lo será. Tendrá que vivir con la duda de saber qué hubiera sido de él, de su palmarés si sus ocho temporadas como ciclista profesional no se hubiesen desarrollado a golpe de sobresalto (lesiones, cambios de equipo, la Operación Puerto). Gil estaba llamado a ser uno de los grandes escaladores de las últimas décadas, y da la impresión de haberse quedado a medio camino.
Él dice marcharse tranquilo, cansado, con la conciencia del trabajo bien hecho. Empieza una nueva vida, y le ilusiona.
¿Cuánto le ha costado dejar el ciclismo?
En el momento en el que estoy, poco. Me duele la forma y que sea así, pero es una decisión bien tomada.
Parece que se va por la puerta de atrás.
Puede, pero en realidad dejo la bici porque quiero, porque creo que he dado lo que tenía que dar. Podía haber seguido un año más, pero me he autoimpuesto unas condiciones mínimas para seguir que no se dan.
¿Tiene la sensación de que le quedaban cosas por hacer?
Pues sí. A mí lo que me queda es lo que no me han dejado dar por las circunstancias que he tenido en estos años, podía haber ganado muchas más cosas.
¿Le frustra?
Pues sí, es jodido. Sé que en carreras importantes puedo rendir y estar con la gente de arriba...
Por ejemplo el Tour de Francia.
Sí, claro. De todas esas carreras a mí la que más me duele es no haber podido correr la Lieja después de haber hecho un gran País Vasco. Tal y como me encontraba... y luego haberme perdido un par de vueltas a España, el Tour...
¿Qué palmarés tendría ahora de haber corrido en condiciones ideales?
Eso no lo vas a poder saber nunca, pero tengo muy claro que cuando yo estaba bien para arriba no había nadie mejor que yo, ni me han sacado grandes ventajas. Podía haber hecho cosas buenas.
¿Decidir la retirada ha sido algo triste?
Tampoco. Había llegado un momento en el que le debía dar un giro a mi vida. Dejo la bici y lo hago con tranquilidad.
¿Y asqueado?
Asqueado no es la palabra, es más cansancio. Yo creo que ya no puedo dar más de mi en este deporte, he hecho más esfuerzos que nadie pero me ha costado mucho conseguir lo que he logrado.
¿En qué sentido?
El ciclismo es un deporte durísimo, exige lo máximo y yo lo he puesto todo de mi parte. Ha llegado un momento en el que me ha pasado una cosa mala, y luego vino otra, y otra más... y aunque físicamente estés bien, psicológicamente no te ves para esto.
¿Qué es la cabeza para un ciclista?
Para mí lo es todo. Mi gran virtud ha sido la capacidad que tenía para preparar objetivos. Si quería algo, lo perseguía hasta el final. Si me mentalizaba para algo, lo conseguía.
La Operación Puerto
Ha habido un asunto que ha marcado su carrera, la Operación Puerto.
Así es, y no ha servido para nada, ni ha arreglado nada en el ciclismo, de hecho ha dejado a un montón de gente en la calle. Para mí es una cuestión política por parte del Gobierno español y de presiones que tenían, y después de una batalla entre los organizadores de grandes carreras y la UCI. Nosotros nos hemos visto en una situación de la que es imposible salir.
En teoría no hay ni una bolsa de sangre que le inculpe, ni sustancias. Su nombre únicamente aparece en un listado con entrenamientos.
Sí, es eso. El problema aquí es que si te acusan de algo que es claro te pueden sancionar, pero como no hay nada inculpatorio tampoco te pueden hacerlo. Es lo que me ha pasado a mi. Lo peor es que los equipos están coaccionados y presionados por la UCI y los organizadores. No se quiere saber nada que tengan que ver con la Operación Puerto.
¿Conoce usted a Eufemiano Fuentes?
No. Nunca le he visto la cara, no sé quién es.
¿Ha hablado alguna vez con él?
Nunca, ni siquiera un hola.
¿Ha tenido alguna relación con él?
Jamás. Nunca he estado en su consulta, ni he hablado con él, ni tengo trato con él, ni me ha dado papel alguno, ni nada.
Usted declaró ante el juez a este respecto.
Si lo hice, y sin ningún problema porque no hay nada que ocultar. Y también le mandé una carta a la UCI en la que me ofrecía a dar muestras mías, de ADN o lo que sea para que las comparen con cualquier tipo de prueba. Nunca he obtenido una respuesta.
¿Usted es inocente?
Por supuesto.
¿Qué pasa cuando uno sabe en conciencia que es inocente y no le creen?
Pues al principio te frustra, pero luego ves que son cosas que te tocan en la vida y te puedes librar, o como me ha pasado a mí por mucho que demuestres que no tienes culpa no hay nada que hacer. A mí me ha tocado esto, en una situación concreta para el ciclismo, y ésta ha sido mi tumba en este deporte. Durante 12 años he luchado por ser algo, y cuando iba a recoger el fruto de todo ese trabajo, ha surgido este asunto.
¿Ha hablado de esto de Manolo Saiz?
Nunca. Cuando apareció este asunto ni siquiera nos avisó de nada, nunca hemos hablado de esto. El único que me ha dado explicaciones de algo es Pablo Antón.
¿Se ha sentido solo en este asunto?
Sí, pero no tengo reproches contra directores ni equipos.
Pero le han traicionado.
Sí, pero que nadie se engañe que el ciclismo es un negocio, que hay muchos intereses. Lo que interesa aquí es que todos seamos amigos, y todo vaya bien. Eso lo saben los directores, los patrocinadores... todos.
¿Le ha desengañado el ciclismo?
No, porque siempre he sabido que esto es un negocio y un trabajo y hay unos intereses. Si los intereses van a tu favor, perfecto. Ahora como los tengas en contra...
¿Ha pensado en la posibilidad de no jugar limpio por conseguir un resultado?
Sí que lo he pensado, sí que se me ha pasado por la cabeza porque a todos nos gusta vernos delante, ganar... pero el riesgo que corres al hacerlo no compensa. Dormir tranquilo y levantarte tranquilo a la mañana siguiente es algo impagable, un lujo.
¿Usted lo ha hecho?
A mí ha habido cosas que me han quitado el sueño, pero siempre he tenido la conciencia tranquila.
¿Qué piensa de los tramposos?
Cada uno arriesga lo que quiere.
¿Qué le diría a un tramposo?
Nada, cada uno que haga lo que quiera. Yo no puedo ni debo ir diciendo a la gente lo que debe o no debe hacer si no te puedes volver loco. La gran lacra del ciclismo es que cuando alguien anda y tiene resultados es un tramposo. Nunca me ha preocupado lo que han hecho otros, y yo sé que podría haber hecho lo mismo pero he elegido no hacerlo, ni pasar por ciertas cosas.
El adiós y las gracias
¿Con qué se queda de estos años?
Con muchas cosas, pero sobre todo la de invertir mucho tiempo en entrenar con la seguridad de que vas a lograr un objetivo.
¿Más que ganar?
Más. Esa sensación de seguridad es increíble.
¿Se va porque se ha ablandado?
Sí, todo lo que he pasado en los dos últimos años me ha ablandado física y mentalmente, no soy capaz de sufrir. Pero estoy tan seguro de lo que he hecho, que soy feliz. Es una decisión muy dura, porque el ciclismo es mi vida, pero la he tomado bien.
¿Le teme a la nueva vida?
No, al revés. Estoy lleno de proyectos.
¿Cuánto se ha dejado en el ciclismo?
Mucho. He renunciado a muchas cosas por la bici, pero ha merecido la pena.
¿De quién se acuerda en su marcha?
De mis padres, Luis y Berna, de mi hermano Íñigo, mi hermana Leyre, de mi amigo Julio Manjón, de Josean y Ana, mis amigos de Salamanca. Y tres personas que me han ayudado mucho: Fermín Lareki, Jon Bru, Xabier Zandio y Jon Salas, ellos han estado siempre allí y con muy buenos consejos.
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Koldo Gil, el pasado viernes paseando por unos porches en Huarte. JAVIER SESMA
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