URGENTE |
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BILBAO.- Alberto Contador llegó a Bilbao un poco resfriado, a última hora de la noche del sábado. Tenía una cita con la Fiesta de la bicicleta que cada año organiza Miguel Madariaga en Derio, un encantador de serpientes capaz de convencer a cualquiera para darse un baño de masas y correr los últimos kilómetros de la temporada por las carreteras cercanas a la escuela de ciclismo de la Fundación Euskadi. El resfriado se le notaba en la voz, pero no en el talante. Contador sigue siendo el chico sonriente, tranquilo, amable que atendía con educación cuando todavía no había ganado nada. El próximo irá al Tour y no correrá el Giro.
Respuesta.- La verdad es que no. Aún no he podido desconectar como me gusta. El año pasado, a estas alturas, estaba ya de vacaciones con mi chica, olvidándome un poco de todo. Este año todavía no he podido. Tendrá que ser un poco más adelante.
Estoy aprendiendo. Aquí la gente se acuerda de ti todo el rato. Desde que gané el Tour es así y más aún con lo que he hecho este año. Echo en falta la tranquilidad que tenía hace cuatro años, cuando no era más que un ciclista anónimo, pero todo no puede ser. Ahora eso se compensa con otras cosas. Me piden cosas, me solicitan para muchos actos, me llueven entrevistas... Debo seleccionar bastante porque es imposible.
Sí, ya está zanjado. No hay polémica. He visto algunos titulares que no se corresponden con la realidad. Se han publicado cosas que yo no he dicho. Ya tengo asumida mi situación de cara a la temporada que viene. Ya hemos hablado de cuál será mi calendario en la próxima temporada y puedo afirmar que seguiré en el equipo Astana. He tomado la decisión de seguir porque creo que es lo más acertado. Pienso que el Astana es el mejor equipo en el que puedo estar. Además, correr con Lance Armstrong el próximo año me motiva aún más.
Supongo que sí, en la concentración de Tenerife a finales de noviembre. Nos veremos allí y hablaremos, seguro. Vamos a ser dos compañeros más dentro del equipo y no habrá ninguna tensión por mi parte.
Descansar, si me dejan. Después tengo que ir a San Diego, al túnel del viento, me reuniré con algunos patrocinadores y aprovecharé algunos días para escaparme con mi novia a algún sitio en el que me conozcan poco.
No lo sé, habría que preguntarles a ellos.
Nada. Estuvieron amables conmigo, me saludaron. Poco más. Yo tampoco estaba para muchos ruídos, venía muy cansado de un viaje a Italia.
Me hace gracia leer que se diga que es el Tour de Contador, que está hecho a mi medida. Eso es muy atrevido. El Tour es la carrera más grande del mundo. Aunque haya una parte del recorrido que me pueda beneficiar, como la crono por equipos, es una prueba muy dura, en la que pueden pasar muchas cosas. Eso sí, me gusta el final en el Mont Ventoux.
Si tienes piernas, sí, claro, pero hace falta tenerlas. En principio para jugársela a una carta ante Cadel Evans, por ejemplo, es mejor en el Ventoux que en una carretera llana en contrarreloj.
¿Presión? Es buena. Eso significa que he tenido un año muy bueno, mejor todavía del que me había planteado. Quería unas cosas y conseguí otras que tal vez, al final, sean más importantes. A mí la presión me gusta.
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