«A ver si el seleccionador aún tiene un hueco para mí»

DEPORTES

El ciclista de Marín sostiene que el equipo gallego ?es su primera opción, pero quiere dos años de contrato

17 sep 2008 . Actualizado a las 02:12 h.

En el día del Xacobeo en la Vuelta todos los caminos parecían conducir a David García Dapena (Marín, 1977). El gallego repartía sonrisas, declaraciones y autógrafos en Ponferrada.

-¿Nota que ha cambiado su vida?

-Sí. Me he dado cuenta que de un día para otro te puede cambiar la vida. En la salida estaba estresado, con entrevistas, fotos... Es increíble. Si no ganas una etapa no eres nadie y si la ganas eres la leche.

-Ganó la etapa de Ponferrada, pero ese día no llegó a tiempo para el control de firmas. ¿Qué pasó?

-No calculé el tiempo. Estaba preparado, tomándome mi café. Veloso me dijo: «¡Queda un minuto para cerrar el control de firmas!». No encontraba mi casco. Fui sin casco y ya no estaban los árbitros. Habían cerrado. Pues nada, cien francos menos.

-Salió convencido de que iba a ganar.

-Sí. Rebeca, mi novia, lo presintió y yo salí con esa convicción. En circunstancias normales no se te ocurre arrancar a por una fuga de quince hombres que te lleva veinte segundos de ventaja. Salí con el italiano Tiralongo. Él insistía en que no cogíamos a los escapados y yo le repetía que sí.

-¿Cuántas veces lloró el día del triunfo?

-Se me llenaron los ojos de lágrimas muchísimas veces. Me llegaron innumerables mensajes de mucha gente a la que hice llorar de emoción con mi victoria. Eso para mí significa muchísimo. Fue una jornada muy emotiva.

-Y tan emotiva. Le pidió a su novia que se casara con usted en un programa de la Radio Galega.

-Rebeca me dijo: «¿Cómo se te ocurrió decir eso por la radio?». Pero yo no estaba borracho. Normalmente tomo dos copas de vino en la cena y el lunes no acabé ni la primera copa.

-¿Cómo fue la celebración de su equipo?

-Santi, el masajista, no pudo ir a asistirme en meta, porque estaba más emocionado que yo y no quería llorar. Me abracé a Condesa, otro auxiliar, y nos pusimos a llorar los dos.

-¿Cuáles fueron las felicitaciones más efusivas?

-Las de gallegos de otros equipos. Como la de José Teixeira. Y de entre los corredores, Gárate vino a la salida de la etapa a decirme que se alegraba mucho de mi triunfo. Sé que lo sentía de verdad. Zandio aseguró que yo me merecía la victoria. Y me impresionó ser felicitado por corredores que ni siquiera me conocen y que cuentan con numerosas victorias en su palmarés, como Erik Zabel.

-¿Qué tal durmió después de la victoria?

-Estaba nerviosísimo. Hasta las dos de la mañana no me quedé dormido y desperté a las cinco. Pero esas horas me bastaron, porque en la etapa de Zamora me encontré bien. ¡Qué pena que la etapa no fuese más dura, porque estaba para liarla otra vez! Pero seguro que a partir de ahora me atarán más en corto, porque estoy cerca del top ten . Y no me había dado cuenta hasta hoy (por ayer) cuando regresaba en el autobús. ¡Estoy solo a un minuto y pico del décimo!

-¿Es posible avanzar en la general?

-No lo veo imposible. Creo que puedo asaltar el top ten . Eso sería pero que muy grande. ¿Por qué descartarlo? Me había propuesto acabar entre los quince primeros. Pues ahora me propongo ser el décimo. La única etapa que va a marcar diferencias será la cronoescalada. Mi puesto en la general dependerá de si puedo pillar alguna escapada en la etapa de Navacerrada o en la de Segovia.

-¿Algún otro objetivo en el horizonte?

-Espero que el seleccionador se haya fijado en mí. A ver si está a tiempo de hacer un hueco para mí.

-La etapa que ganó y su forma de imponerse recordaban a una clásica.

-Mi potencial como clasicómano está por explotar. No tuve nunca la oportunidad de correr las grandes clásicas. Quiero seguir en el Xacobeo, pero me gustaría correr ese tipo de carreras.

-Se especula sobre una oferta de un equipo de nueva creación dirigida a usted.

-Hoy [por ayer] comenzaron las negociaciones para renovar con el Xacobeo, que siempre será mi primera opción. Pero quiero dos años de contrato, porque yo tengo 31. Tenemos que llegar a un acuerdo económico, y después de ganar la etapa tengo nuevas ofertas que se unen a las que había recibido. Pero no sé ni de cantidades ni casi de nombres.