Marcos Serrano cree que el ciclismo, con toda su épica y su fortaleza, ha acabado por derrumbarse. Este veterano de las grandes vueltas, ganador de la etapa de Mende en el Tour 2005, y vencedor de la Milán-Turín, ve su deporte con pesimismo. Y recuerda que el eslabón más débil de la cadena ciclista es y seguirá siendo el corredor.
-¿Cuál es su diagnóstico del ciclismo?
-Para los ciclistas, ganar dinero ahora es difícil. Hay muchos equipitos con poca capacidad económica. La situación es desoladora.
-¿Mejorará o empeorará?
-Creo que va a seguir así. Llegué con 19 años. Ahora tengo 35 y siguen los mismos. Las grandes vueltas tienen un poder impresionante y más en este momento, en el que en España, por ejemplo, hay equipitos que no pueden hacerles frente. Dicen que el ciclismo ya no tiene interés para los aficionados debido al dopaje. El dopaje tiene parte de culpa, pero hay que tener en cuenta otras cosas.
-¿Cuáles?
-Influye también el hecho de que ya no hay equipos grandes ni corredores grandes. ¿Qué equipos hay ahora en el pelotón español? Ese es un grave problema. Yo creo que tendrían que haber hecho otra cosa con el Liberty y el Comunidad Valenciana. Podrían haberse salvado estas formaciones y las enterraron. Deberían haber gestionado eso de otra manera.
-¿Volvería a ser ciclista? ¿Ha valido la pena?
-Sí mereció la pena. Empecé con siete años. Había un club ciclista al lado y Suso Blanco Villar corría allí. Me aficioné viendo desde el coche a Suso y a Carballido. Siguiendo aquellas carreras. Yo cumplí mi ilusión, aunque el ciclismo se haya derrumbado.
-¿Cuándo empezó a derrumbarse el ciclismo?
-Yo creo que ni siquiera empezó a derrumbarse en aquel famoso Tour del Festina. Para mí, fue todavía después, cuando entró en juego la Agencia Mundial Antidopaje y todos vieron que este era un deporte del que se podía sacar tajada, una víctima fácil. A esta situación han contribuido también las propias instituciones del ciclismo. El panorama no solo es complicado para los ciclistas de la operación Puerto. Ahí está el tema de Iban Mayo o la situación de Roberto Heras, que no ha encontrado equipo para competir después de cumplir su sanción. Los ciclistas son los que llevan los golpes, los que se tienen que ir pero, en otras instancias, siempre quedan los mismos.