ALBERTO CONTADOR RECIBIÓ EL PENÚLTIMO HOMENAJE POR SU VICTORIA EN EL TOUR

Contador: "La buena vida es entrenar"

JOSU GARAI / Chiclana Invitado de honor de la Fundación Vipren de Chiclana, una empresa y una localidad volcada con el deporte y en especial con el ciclismo, que por algo vio nacer a un campeón olímpico como José Manuel Moreno Periñán, oro en el kilómetro en Barcelona’92, Alberto Contador recibió este viernrs el penúltimo homenaje por su victoria en el Tour. “Tengo que empezar a cortar este tipo de actos porque ya debo empezar a pensar y preparar la próxima temporada”.

—¿Le han sabido a poco las vacaciones?
Con tanto compromiso es verdad que psicológicamente apenas he descansado, pero ya tengo ganas de subirme otra vez a la bicicleta y empezar de nuevo.

—¿Tanta factura pasa la victoria en el Tour?
—No es que haya sido duro, sino diferente. Otros años también tenía compromisos, pero nunca había tenido que decir no. Este año, sin embargo, no he tenido tiempo ni para mí ni para mi familia. Pero he intentado llevarlo lo mejor posible.

—¿Cuándo tiene previsto volver al ‘tajo’?
—Ya he empezado a andar un poco por el monte (ha estado unos días cazando... o intentándolo). La semana que viene empezaré a salir con la bicicleta de montaña y algunos días también iré al gimnasio. Y luego, poco a poco, cada vez más bicicleta y menos de todo lo demás, aunque sin prisas de ningún tipo porque yo soy de los que cojo muy rápido la forma y no me interesa cogerla muy rápido

—¿Ha diseñado ya con Johan Bruyneel su programa para 2008?
—No, todavía no, pero no creo que haya grandes variaciones con respecto a este año porque las cosas me han ido bien.

—¿Veremos, por tanto, a todo un ganador del Tour luchando por la victoria en la París-Niza?
—Sí, ¿por qué no? Me gusta ir a las carreras competitivas a buen nivel y a disputar. El problema, en todo caso, estará después del Tour porque es un año olímpico y si corro los JJ.OO. no podría estar luego en la Vuelta a España.

—Habla de los JJ.OO. pero usted no es un corredor de carreras de un día.
—Pero se trata de una carrera especial, que se hace cada cuatro años, y además me han dicho, no sé si será verdad, que es muy dura porque tiene un puerto de 12 kilómetros que se sube seis veces. Si es así me puede ir muy bien, aunque tampoco me importaría trabajar para Óscar Freire y Alejandro Valverde si el circuito no es tan exigente como me han dicho.

—Hablemos del Tour, su gran objetivo. ¿Siente ya la presión?
—Si, un poco sí, aunque la voy a notar de verdad cuando acuda a las carreras y tenga a todo el mundo encima. Pero soy consciente de que si tengo esta presión es porque lo he ganado y en mi interior me digo que si lo he ganado una vez, lo puedo ganar más veces. Eso me motiva.

—Se le ve con mucha confianza en sus posibilidades.
—Sí, siempre he confiado mucho en mí, pero ahora, después de los éxitos de este año, sé que puedo seguir ganando.

—¿Se ve entonces ganando otra vez el Tour?
—Me tengo que ver. Antes soñaba con ganar y ahora, después de haber ganado uno, sueño con volver a ganar. Luego influyen muchos factores, pero sinceramente me veo con posibilidades. Y para ello cuento con el mejor equipo posible a mi disposición.

—Astana no es Discovery.
—Hincapie y Popovych se han ido, pero sigo contando con Noval, Paulinho y Vaitkus para el llano, a Leipheimer y Brajkovic para los momentos difíciles, Horner ha sido un gran fichaje, Rubiera tiene mucha experiencia, Dani Navarro mucha juventud... Por equipo no va a ser y por director, tampoco, porque sabe manejar la carrera como nadie.

—¿Quién o quiénes serán sus rivales?
—Evans, mi compañero Leipheimer, Kloden... y algún joven como Andy Schleck o quizá, si finalmente explota, Thomas Dekker. Sin olvidarnos de Valverde, Sastre, Menchov... No veo uno especialmente peligroso, hay varios.

—¿Y la Vuelta a España?
—No me olvido de ella, pero si hago los JJ.OO. será difícil que pueda correrla. Porque cuando vaya a la Vuelta quiero hacerlo en óptimas condiciones, aunque para eso tenga que esperar un año más. Tengo unas ganas enormes de intentar ganarla, pero se tienen que dar las condiciones. O este año o el siguiente.

—Se le acaba la buena vida...
—¿Buena vida? La buena vida es entrenar. Yo necesito tener algo en la cabeza, necesito una rutina de trabajo, una obligación... Para mí es más fácil entrenar que quedar bien con todo el mundo.

—¿Se ha dado cuenta de que, sin hacer ruido, se ha quedado con el puesto de Armstrong, su gran ídolo?
—Todavía no me veo así. Le veía a él y era alucinante. No obstante, estar aquí era lo que siempre he querido, era mi sueño. Me gusta. Ojalá esté así muchos años.

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