«Para mí, el ciclismo ya merecía mucho la pena antes de la Vuelta»

DEPORTES

Después de brillar en su primera carrera grande, el corredor del Karpin ya trabaja de cara a la próxima temporada

07 nov 2007 . Actualizado a las 03:03 h.

Ezequiel Mosquera (Teo, 1975) sale a entrenarse como antes. Pero algo ha cambiado. A veces uno de los coches que lo adelanta ralentiza la marcha de repente y se mantiene un rato en paralelo. «Sí, alguno me reconoce y yo hago como que no me doy cuenta», confiesa. Gajes de ser el quinto en la última Vuelta.

-¿Ha llegado a agobiarse?

-Las primeras quince días después de la Vuelta fueron de agobio. Hubo días en los que acudí a tres actos, y no me gusta decir que no, porque igual piensan que estoy subido a la parra.

-Habrá participado en muchos critériums...

-En uno. Las ofertas económicas han bajado mucho. Y, al final, cobran las grandes figuras tipo Contador y el resto percibe cantidades discretas y no se incluyen los desplazamientos. No compensa. Preferí descansar.

-¿Es la Vuelta como usted se esperaba?

-Es dura, por los días que dura sobre todo. Vas con la incógnita de no saber cómo afrontarás la tercera semana. Al final todo el mundo va reventado y gana el que menos reventado va.

-¿Quién le sorprendió gratamente en el pelotón

?

-Mi compañero Serafín Martínez. Cuando se metió en la fuga el primer día de la Vuelta, pensé: «Este se va a meter un castañazo. No va llegar ni a la primera semana». Pero al tercer día ya estaba en otra escapada. Al quinto día, igual. Y aguantó en los Pirineos. Tiene mucho mérito, sobre todo siendo de primer año. Me sorprendió para mal la forma de ser de Bettini. Pero tampoco tuve mucha relación con el pelotón. Yo en carrera voy muy concentrado. Estoy hablando con alguien, veo que la cosa va un poco nerviosa y dejo al ciclista con la palabra en la boca para irme hacia delante. El resto del día desconecto fácilmente. Porque me despisto. Soy muy despistado para todo.

-Usted se considera un motor diésel.

-Diésel, sí, pero diésel Perkins, de ese atmosférico.

-¿Cree que está en su plenitud física?

-Eso nunca lo sabes. Con 28 años pensaba que ya no iba a mejorar. El ciclismo ya no es lo que era, antes con treinta y pocos años ya estabas en declive. Era casi normal hacer 120 días de competición, como me recuerda Vidal. Yo nunca pasé de sesenta. Además, yo empecé más tarde, corrí en Portugal, con pocos días de competición por año, y hasta este año no afronté vueltas largas, que es algo que desgasta mucho. Y luego ves a gente como Íñigo Cuesta, con 39 años y una temporada más firmada. ¡Y vaya si anda! Pero eso también depende de la cabeza. El ciclismo desgasta mucho psicológicamente. La competición provoca un estrés que la gente no se imagina.

-En la siguiente Vuelta estará más presionado.

-Sé que la gente siempre va a pedir un poco más, que iguale o mejore ese resultado.

-¿Antes de su éxito en la Vuelta llegó a plantearse si esto merecía la pena?

-En la Vuelta me sentí recompensado, realizado después de tantos años y de mi paso de Portugal. Tengo que agradecer esa oportunidad a personas como Santiago Domínguez y al apoyo económico que presta Valery Karpin. Pero para mí, el ciclismo ya merecía mucho la pena antes de la Vuelta 2007. Estoy en esto porque me gusta, no porque tenga un familiar ciclista o algo así. Soy ciclista porque quiero. Flipaba y flipo con el ciclismo, independientemente de las cosas que no me gustan. Soy un gran aficionado y cuando deje la bici seguiré siéndolo. A mí me cuesta entrenar cuando hace un tiempo de perros, pero no en el día a día.

-¿Qué se le puede pedir al Karpin en el 2008?

-Es un equipo joven, no le puedes exigir a corto plazo, hay que hacerlo a largo plazo. Igual este año alguna gente del equipo no rindió lo esperado, pero algunas veces la temporada se te cruza desde el principio. Esos ciclistas tienen cualidades para andar este año. Y si Eladio Jiménez hubiera estado en la Vuelta, habría sido protagonista.