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Entrevista:IBAN MAYO | Ciclista del Saunier Duval, tercero en el Tour | TOUR 2007 | Jornada de descanso

"Ahora, fuera del Euskaltel, corro con menos presión"

Iban Mayo (Igorre, Vizcaya; 29 años) tiene fama de reservado. No lo parecía ayer, horas después de reencontrarse a sí mismo como ciclista subiendo las rampas de los Alpes. Concedió una rueda de prensa y después compartió un café con los enviados especiales de EL PAÍS en un salón del hotel Diva, en Tignes, donde ayer descansó el Tour tras su primera semana en la carretera. Fuera del Euskaltel y bajo las órdenes de Josean Fernández Matxín en el Saunier Duval, el vasco parece resucitado. Desde el domingo es el tercero en la general del Tour.

Pregunta. Antes que un ciclista feliz, parece un tipo aliviado.

Respuesta. Las dos cosas. Estoy contento, he recuperado viejas sensaciones. Más abajo no podía caer en el Tour, lo tenía todo perdido, así que el segundo puesto de ayer

"Sé lo que es que los que te daban palmaditas te den la espalda cuando las cosas van mal"
"En las últimas ediciones tuve problemas físicos, agudizados porque no estaba bien anímicamente"

me sabe a victoria. He llegado a dudar hasta de si era ciclista y, aunque en el Giro estuve bien, tenía dudas.

P. ¿Por qué?

R. Me había pasado otros años. Andaba bien, me sentía fuerte, llegaba al Tour y no podía. Así que cuando llegaron las rampas para la selección pensé que era la hora de la verdad. Respondí, estuve adelante con los mejores. Para mí eso fue un alivio. Ya le digo, pensé que no servía para la bici. Pero eso ha pasado. Disfruté delante, fue como cumplir otra vez un sueño. Tenía ganas de ser otra vez protagonista en el Tour.

P. Lo extraño es por qué había dejado de serlo...

R. Principalmente hubo razones físicas, me pasó de todo. En 2004, una caída y para casa; en 2005, problemas de espalda, y el año pasado una faringitis que no me dejaba ni respirar. Siempre llegué con ilusión, pero siempre me pasó algo.

P. ¿Y a nivel anímico ha cambiado algo?

R. Este año igual voy más tranquilo. Ya no tengo nada que perder. Me he preparado a conciencia y he llegado tranquilo, dispuesto a disfrutar, como me pidió Matxín, mi director: 'Si tú disfrutas, disfrutaremos todos', me dijo. Eso he hecho. Sí, supongo que también influyeron cuestiones mentales. El año pasado la infección en la garganta me impedía respirar y me debilitó. Como anímicamente no estaba bien, supongo que se agravaron los problemas.

P. Y lo pagó con un cámara de televisión al empezar la subida al Tourmalet.

R. Me equivoqué, no sabe cómo sentí aquello. No pude y la pagué con él.

P. ¿Hasta qué punto pudo ser consecuencia del mal rollo que tenía dentro del equipo?

R. Cuando las cosas no salen todo se agudiza, y los problemas se acentuaron. Lo cierto es que necesitaba cambiar de aires por mi bien deportivo.

P. ¿Fue una decisión que tomó usted o el Euskaltel?

R. Yo. No había acuerdo y decidí que lo mejor era irme.

P. Parece liberado de presión.

R. Sí, no tengo tanta presión. En el Saunier hay varios líderes: en el Giro, Simoni y Piepoli; en la Vuelta serán otros. Eso me permite ir más tranquilo. Ahora estoy relajado y eso hace que pueda disfrutar. Es como si me hubiera quitado una mochila, ando más cómodo.

P. Matxin, su director, le señala como un corredor genial y parece que le trata como a un corredor importante.

R. Sabe cómo tratar al ciclista. Intenta entendernos y luego te trata en consecuencia. Hace bien. Y está Sabino, al que conozco desde toda la vida. Me siento muy a gusto.

P. En el Euskaltel era más que un ciclista dentro de algo que seguramente es más que un equipo. ¿Cree que la afición de Euskadi le sigue viendo como un corredor naranja?

R. No sé, en los Alpes había aficionados de naranja y me animaban como siempre. Los que eran forofos míos me siguen animando; preferirían que siguiera en casa, pero les veo animarme.

P. ¿Tiene la sensación de haber cerrado muchas bocas?

R. Eso ya no me importa, ya pasó, no tengo 20 años. Ya he pasado por estar arriba y abajo; ya sé lo que es que te den la espalda cuando las cosas van mal los mismos que te daban palmaditas cuando ganabas. A estas alturas ya sé quién está a mi lado siempre, quién es mi gente y para quién corro. A los que hablen mal y se alegren de que me vaya mal... Allá ellos. Estoy en un momento de mi vida en que eso no me importa.

P. ¿Y en el Euskaltel, que pensarían el domingo por la noche?

R. Quiero pensar que se alegraron de que me vayan bien las cosas. Yo me alegro siempre que a ellos les va bien. A mí no me echaron, fui yo el que decidió que necesitaba un cambio. Había tocado fondo y necesitaba aire fresco. Cada ciclista tiene su historia. Cuando eres joven es otra cosa, ahora ya estoy de vuelta. Al final, se trata de saber dónde estás y con quién estás. He alcanzado esa madurez deportiva y creo que es el mejor momento. Cada ciclista tiene su historia, yo he escrito la mía.

P. Hace cuatro años, cuando ganó en Alpe d'Huez, no se planteaba ganar el Tour. ¿Y este año?

R. No, pero estoy ahí. No hay un claro favorito y puede pasar de todo. A ver, a ver hasta dónde aguanto.

P. ¿Es muy diferente el pelotón sin Armstrong?

R. Absolutamente. Antes tenías su referencia y la de su equipo. Ahora hay muchas referencias. No está Armstrong y eso se nota.

Mayo cruza segundo la meta en la etapa del domingo.
Mayo cruza segundo la meta en la etapa del domingo.ASSOCIATED PRESS

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