-¿Qué tal lleva la jubilación?

-De momento, con muchos eventos y bastante actividad. No he notado la diferencia. Ando en bici y viajo por compromisos del ciclismo. Eso sí, no me fijo en lo que como, que antes medía cada cosa de la alimentación, ni en lo que descanso. Puedo tomarme la vida con mucha más calma. Me gusta, no me arrepiento de la decisión de colgar la bicicleta. Llegó en el momento adecuado, cuando quise y todavía seguía en lo alto de mi deporte.

-Sin embargo, su última carrera la afrontará en China, en Shanghái.

-Esto lo considero algo simbólico, aunque sí será la última prueba en la que compita con una licencia de corredor profesional. Me alegra despedirme en China rodeado de grandes ciclistas, en otro ambiente cultural que te enriquece, pero lo dejé en Madrid, o como quien dice en el Angliru. Esos se convertirán en los dos días que guardaré para siempre en mi memoria. Muy poca gente puede presumir de retirarse de esta manera. Alcancé la victoria en un puerto tan mítico como el Angliru y recibí el cariño de los aficionados de casa, en Madrid, como colofón a la carrera de casa, la Vuelta. Cuando decidí parar, aposté por correr al ataque, luchar por ganar y por el podio de la Vuelta. Aunque pude haberme caído a la tercera jornada y abandonar, me salió bien y me siento orgulloso.

-Cada vez que habla del Angliru y de Madrid transmite una expresión de felicidad.

-Revivir esos momentos me llena de emoción. Soy un súper privilegiado.

-¿Ha cambiado físicamente en algo?

-En cuanto bajas la intensidad, pierdes masa muscular. Continúo en el mismo peso, quizá haya un poco más de grasa y menos de músculo, pero me mantengo prácticamente igual. Cuando permanecía en activo sí que me preocupaba por bajar de peso… y me costaba más quitarlo durante los últimos años.

-¿Y anímicamente?

-Tampoco. Psicológicamente he pasado la página y me encuentro muy ajetreado con nuevos proyectos y muchos planes. Haré lo que me apetezca, como sopesar cuántos días me marcho fuera de casa. Seguiré vinculado al ciclismo a través del equipo continental que ejercerá como filial del Trek, como embajador de marcas y de colaborador para medios de comunicación. Los programas de la Fundación para ayudar contra el ictus también me aportan motivación en otro aspecto ajeno al deporte.

-¿Ocupará esa escuadra, el Polartec-Kometa, la mayor parte de su tiempo?

-Probablemente. Junto a mi hermano y a Ivan Basso me he involucrado al máximo y deseo construir una estructura que sirva de trampolín para los jóvenes. No ficharemos a gente contrastada para lograr triunfos, sino que trabajaremos para descubrir talentos y nutrir principalmente al Trek. La estrategia funciona, como queda demostrado con el brillante futuro que le auguro a Enric Mas.

Alberto Contador

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