Aristi: «La primera victoria es especial, habrá que probar qué se siente con la segunda»

- ¿Ya ha cambiado el chip?

- Pude acertar y ganar, que no es nada fácil. Fue un día super feliz. Es mi primera victoria como profesional y siempre había oído que la primera es especial. En mi caso sí lo ha sido. Ahora tendré que probar qué se siente con la segunda. Ojalá pueda ganar más. De momento tengo esa y estoy encantado.

- ¿La victoria le ha reforzado en el trabajo que viene realizando?

- Estar luchando por la victoria es lo máximo a lo que puedes aspirar, que el equipo confíe en ti. Ha sido importante porque he podido asumir otro rol. Acostumbrado a trabajar para los compañeros, se corre muy diferente cuando la gente está para ayudarte a ti. En tres años en profesionales no había disputado la victoria y aunque se vea fácil y es lo bonito, hay que saber llevar esa presión. Sabes que hay un equipo entero sacrificándose para que tú consigas la victoria y hay que saber gestionarlo. Estoy contento de haber podido tener ese rol. Estoy creciendo como ciclista y tengo que seguir mejorando y aprendiendo en todos los aspectos. También en este.

- Tras arrancar bien e Italia y ganar en Gabón, ¿el reto ahora es mantener este nivel en el calendario más convencional?

- Sí. El objetivo es seguir metido en carrera y ser útil al equipo, teniendo un sitio y una labor. Sea la que sea, pero hacerla lo mejor posible. Si es disputar, ir a tope y si es trabajar, hacerlo lo mejor posible.

- ¿La victoria en la Amissa Bongo le abre la puerta para disponer de sus propias oportunidades?

- En carreras importantes hay corredores por encima de mí en el equipo, pero tengo confianza en que puedo hacer un gran trabajo peleando por ganar. Me encantaría tener oportunidades cuando toque o cuando el director me dé confianza. Espero que llegue alguna más.

- ¿Un éxito así compensa los malos tragos de la temporada pasada, prácticamente perdida por diferentes problemas físicos?

- He pasado mucho tiempo sin verme en carrera, y poder ganar es un premio para el trabajo realizado. No es que se olvide lo que has sufrido pero ayuda a seguir para adelante y superar ciertos momentos.

- En África ganó al sprint. ¿Se definiría como hombre rápido?

- No soy un gran sprinter. Eso requiere mucha potencia y hay gente más grande y musculada que yo. Pero sí tengo capacidad para superar algunas subidas y manejarme en sprints de grupos más reducidos. En trazados más duros puedo sacar partido a mi velocidad. En los sprints masivos tengo más dificultades.

- Su victoria es una de las dos que suma su equipo esta temporada (la otra es de Finetto). ¿Le valdrá la renovación por el Delko?

- Estoy tranquilo. Termino contrato a final de temporada. Estoy haciendo las cosas bien y me están saliendo bien, de momento. Mucho más no puedo hacer. Seguir rindiendo y cuando llegue el momento ojalá pueda renovar. Estoy bien en el equipo y mi objetivo es seguir en el ciclismo el máximo tiempo posible, porque es lo que me gusta. Este año, además, estoy viendo que puedo valer .

- A efectos prácticos, casi se puede considerar que esta es su primera temporada como profesional.

- Hice dos años con Euskadi pero ahora estoy siendo profesional. La temporada pasada fue para olvidar. Este es el primer año que estoy funcionando y viendo que tengo cabida en el pelotón. Con 23 años, hago 24 en mayo, tengo mucho tiempo por delante si todo va bien, pero son años difíciles. Todo te hace falta para conseguir la renovación.

- Porque el panorama del ciclismo estatal es desolador...

- Lo mejor que me podría pasar es renovar, porque no hay a dónde ir. Es triste pero no hay equipos. Además estoy a gusto. La pena es que entré con mal pie y este año tenía un trabajo duro. Pero lo estamos consiguiendo y creo que es un equipo muy interesante para mí. Tienen carreras muy bonitas, que me van bien y estoy muy contento aquí.

- ¿Qué piensa al recordar la experiencia de África?

- Ha sido especial, enriquecedor. Ves todo lo que les falta pero sonríe todo el mundo. Se veía felicidad a pesar de toda la pobreza y la miseria que había allí. Lo más duro es cuando ves lo que les falta a los niños. Hay que valorar lo que tenemos.