"Bahamontes y yo no tenemos sucesor"

Entrevista Charly Gaul

"Bahamontes y yo no tenemos sucesor"

"Bahamontes y yo no tenemos sucesor"

JESÚS RUBIO

Charly Gaul despedirá hoy al Tour que ha arrancado desde su Luxemburgo natal. A sus 70 años, el vencedor de la edición del 1958, aunque aquejado hoy de esclerosis y alzheimer, recuerda para AS sus batallas en la montaña con Federico Martín Bahamontes.

El Tour ha pasado sus primeras horas en su tierra. ¿Satisfecho con la experiencia?

-Siempre creí que el Tour era el mejor escaparate para Luxemburgo. Aquí siempre se ha tratado bien al ciclismo, tanto en los buenos como en los malos momentos de la prueba.

¿Realmente hubo esos malos momentos?

-Como en todos los ámbitos de la vida... (se calla y respira hondo). Míreme; pese a los cambios físicos, aquí todo el mundo me reconoce después de tantos años de abandonar la actividad que me hizo popular. He sufrido mucho, pero los recuerdos felices son los que calan más hondo en la gente, los que al final cuentan para los buenos aficionados.

Usted es uno de los mejores escaladores de la historia. ¿Qué recuerdos básicos tiene de aquella época?

-Pues todos muy buenos. La bicicleta fue mi vida. Recuerdo que subiendo los puertos sentía una sensación incomparable. El esfuerzo y el cansancio quedaban plenamente compensados por la alegría de los triunfos o, simplemente, participar en las grandes pruebas de cada temporada.

¿Eran alegrías especiales ganarle a Federico Martín Bahamontes, su gran rival?

-Con Federico nos repartíamos un poco el pastel. Esprintábamos en los Pirineos, en los Alpes. Dijeron de nosotros que éramos los mejores...

¿Tenían razón?

-En aquella época había grandes figuras. Coincidimos con Anquetil, el más grande. No obstante ahora tengo 70 años y no se ha encontrado sucesor ni para mí ni para Bahamontes en la montaña.

¿Tan superiores eran?

-Nacimos para eso y nada más, pese a que yo era más rápido que él en los últimos metros. Una vez, en el Col de la République, le gané por una rueda y le quité el maillot de la montaña. Bahamontes siempre lo ha considerado injusto. Hasta el año pasado me llamó para recordármelo. Le invité a venir a la salida de este Tour pero no debe haber podido. En carrera también mantuvimos una relación muy cordial. Cuando andábamos en grupo hacíamos bromas, pese a que cuando venía los puertos nos poníamos a trabajar.

Aunque parezca extraño se puede decir que era usted un amante del mal tiempo, ¿no?

-Claro, claro. Por ese motivo la prensa me llamó El ángel de la Montaña. Desde pequeño se me dio mejor correr con lluvia, viento o frío. Aunque parezca una tontería, el calor me bloqueaba las piernas. Suena raro pero era así, nunca nadie me dio una explicación convincente a ese fenómeno.

¿Le hubieran dado guerra a Lance Armstrong?

-Eran otros tiempos pero al menos le hubiéramos atacado. Ahora nadie le planta cara. Ya lleva unos años siendo muy superior. No le van a ganar tan fácilmente. Los españoles podrían pero pierden demasiado tiempo en las contrarrelojs. Espero que le den vida a la competición

¿Y el dopaje? ¿Qué opina sobre él?

-Se acabó la entrevista.

Sólo queremos que nos lo compare con lo que sucedía en su época de ciclista...

-He dicho que se acabó.