Casi un lustro ha transcurrido desde que uno de los ciclistas que se atrevió a cuestionar la hegemonía de Armstrong en Francia colgó la bicicleta. Sin embargo, Joseba Beloki (Lazkao, 1973) no ha dejado ni un instante de pensar en el el vehículo que ha marcado su vida. Ataviado con una cazadora para paliar el frío con el que ha amanecido Vitoria, y minutos después de su entrenamiento diario, Beloki hace una parada en VAVEL para reflexionar de aquella caída sobre la que comenzó a girar su porvenir.

Pregunta: ¿Qué tal ha ido el entrenamiento?

Respuesta: Bien. Ahora estoy alternando la bicicleta con el atletismo, que es un reto que me propuse tras dejar el mundo del ciclismo, voy al maratón de Berlín y en noviembre pasado ya estuve en el de Nueva York y me ha gustado. Como ya no tengo tanto tiempo por el trabajo, hago un poco de entrenamiento corriendo a pie, hago unos 16-17 kilómetros y las verdad es que me sigue gustando el deporte.

P: Pese a haber dejado el ciclismo profesional, el entrenamiento diario parece ser una imposición

R: Sí, porque para mí es una válvula de escape. Muchos de mis compañeros han conseguido hacer otro tipo de historias, otro tipo de actividades y no tienen tiempo para nada. A mí me gusta poder sacar algo de mi tiempo diario para poder hacer deporte ya que para la cabeza me ayuda muchísimo a desconectar.

P: ¿Cómo es un día en la vida del Joseba Beloki retirado?

R: Ahora quizás no como la de una persona normal. Quizás no es como la de la figura de mi padre trabajando ocho horas diarias o a turnos. Yo tengo una empresa de bicicletas, colaboro en medios de comunicación y, por lo tanto, mis horarios son más accesibles. Me gusta escribir mis artículos a las noches, por lo tanto durante el día tengo más tiempo aunque sí me organizo bastante bien. Pero sigue siendo un día ajetreado porque al final , cuando estoy en Vitoria, me levanto muy pronto, salgo por la mañana para por las tardes tener tiempo para mi familia. Pero si tengo bastante libertad de horarios.

P: Imagino que hay mucha diferencia con su época de rodador

R: La vida de ciclista no es una vida fácil. Es una vida sacrificada pero fácil a la vez. Poder trabajar en algo que te gusta y que te hace ilusión desde que eras pequeño. Todo lo que hacía era en función del ciclismo. Yo me levantaba por la mañana, desayunaba, me preparaba, entrenaba me venía y por la tarde me gustaba ver vídeos, leer todo lo relacionado con la actualidad del ciclismo, me gusta ver cosas de hace años y me gusta verla para quizás aplicarlas en algunos de los proyectos en los que me embarcaba.

P: De entre todo ese tiempo, ¿Cuánto va dedicado a la bicicleta que ha apadrinado?

R: Ahora, de la bicicleta llamada Cosmos, yo me encargo del tema del producto, la ingeniería, la investigación, la actualidad y preparo la bicicleta. Tenemos una gama para este año y ya estamos preparando otra para el que viene. Al final, entre cuatro y cinco horas al día es el tiempo que le dedico.

P: ¿Cómo surge la idea y a qué expectativas responde?

R: El tema de la ingeniería a nivel de la bicicleta ha sido un tema que siempre me ha gustado porque hemos hecho grandes proyectos, cuando corría he trabajado con marcas muy buenas, gente que le gustaba mucho la investigación y, sobre todo, equipos como el ONCE para los cuales este tema era muy importante. Yo también he sido conejillo de indias probando prototipos y siempre me ha gustado el tema de la ingeniería y tenía ganas de hacer algo así hasta que encontré los socios perfectos, hombres de confianza pero aparte que controla mucho el tema de negocios, cosa que yo desconocía. Yo me encargo del producto, ellos del negocio y así surgió la empresa.

P: Antes de usted, ciclistas como Eddy Merckx apadrinaron una bicicleta, aunque ellos le pusieron su nombre, ¿Por qué no es su caso?

R: Yo creo que hay que diferenciar entre el Joseba Beloki ciclista y el Joseba Beloki. Yo quiero que la gente me recuerde como el Joseba Beloki ciclista y que ha sido profesional. Pero creo que, pese a tener tu marca, hay que diferenciar lo que es el negocio y tu nombre. Es decir, a mi me gustaría perseverar y mantener la marca Joseba Beloki como ciclista, es decir, ningunas zapatillas, ninguna mochila con la marca Joseba Beloki. Creo que deberían perdurar la imagen y nombre de Joseba Beloki como ciclista no por que su nombre aparezca en una bicicleta o cualquier otra historia, por lo que hay que diferenciar.

P: Siempre buscar alejarte de lo comercial

R: No, porque yo creo que hay un antes y un después. Yo el último día que me puse un dorsal fue en el 2006, he tenido mi carrera deportiva y yo quiero que la gente recuerde a Joseba Beloki no como una imagen comercial lógicamente por mi trabajo y, aparte, creo que el aficionado sabrá diferenciarlo.

P: Me han contado que sus ídolos de infancia fueron LeMond y Lejarreta

R: Sí, para mí Greg LeMond fue un corredor peleón, correoso, era un aguantador en la montaña y tuve la suerte de poder verle en directo en los primeros años en los que yo iba al Tour, sobre todo en aquella etapa del Tourmalet en la que certificó su primer Tour y siempre me ha gustado. Luego lógicamente el ídolo de casa siempre había sido Marino porque era un buen escalador y tenía un pundonor enorme. Luego, aparte, he tenido la suerte de que ahora es íntimo amigo mío, le he tenido como director y como maestro.

P: Al igual que a ellos, un sueño rondó su mente cuando, en 1.998, firmó su primer contrato como profesional. ¿Cuál fue?

R: Yo recuerdo que cuando andaba en bici con cuatro y cinco años siempre te acuerdas de ver el ciclismo en la tele y recuerdo que todos mis libros de la ikastola (nombre que reciben las escuelas públicas vascas) estaban dibujados con bicicletas. Todo eso hace que quisiese dedicarme al ciclismo y, pese a que me costó mucho, lo conseguí.

P: ¿Llegó a pensar que aquel momento nunca iba a llegar?

R: Incluso el año anterior ya estuve a punto de dejar de correr en bicicleta y la única opción que tenía de seguir corriendo era Euskaltel-Euskadi. Estuve pensando en dejarlo pero la familia me ayudó por el esfuerzo que había realizado hasta que, finalmente, lo conseguí.

P: ¿Quién fue su principal valedor, profesional y personalmente?

R: Personalmente mi padre. Yo siempre he dicho que mi padre ha sido siempre quien me ha ayudado a que fuese profesional, ya que ilusión era ver a sus dos hijos como profesionales. Mi padre siempre ha sido quien ha puesto toda la carne en el asador para que yo lograse mis objetivos profesionales.

P: En el año 2.000, se desvincula del Euskaltel y firma por el Festina, quien le brinda la oportunidad de disputar su primer Tour. ¿Qué sentimientos invaden a uno en ese momento?

R: Recuerdo que dentro de la negociación con Festina lo primero que me pusieron sobre la mesa era ir al Tour y con eso me valía. Recuerdo que económicamente la diferencia que había con Euskaltel era mínima pero Euskaltel no tenía plaza para ir al Tour y, al final, es lo que perduró dentro de la negociación.

P: ¿Qué es lo primero en lo que piensa al verse inmerso en la mejor prueba ciclista del mundo?

R: Para mí fue fácil puesto que mi quehacer dentro de ese Tour era acompañar al sprinter del equipo en el cometido de llevarle, es decir, estar con el en todo momento posible, auxiliarle en algún repecho en el que pudiese tener algún problema y esa era mi misión hasta que de repente llegó la etapa de Hautacam en la que me puse sexto en la general.

P: Aquel año, dio la campanada

R: Sí, fue fruto de aquel día en el que puse sexto en la general. Todo el mundo esperaba que algún día flojease y pese a que todos los días me dejaba algo de tiempo no era lo suficiente para caerme de allí y al final en la contrarreloj aguanté. Christophe (Moreau) yo creo que estaba confiado de que lograría el tiempo que necesitaba, pero al final las cosas no le salieron.

P: ¿Cómo era la relación entre ustedes?

R: Yo creo que mucha gente nos intentó enfrentar porque al final era un aire nuevo al equipo pero al final nunca ha habido una mala relación entre nosotros, eramos compatibles. Él lo hizo bien en la montaña pero en la contrarreloj no consiguió el tiempo que necesitaba pero entre nosotros nunca pasó nada.

P: ¿Cómo te ves en en tercer cajón del podio y en los Campos Elíseos?

R: La verdad es que no me acuerdo de nada, no tengo ningún recuerdo de mi primer Tour. Era una competición que yo siempre veía por la tele, a veces incluso las siete horas de etapa, por lo que estar inmerso allí fue un estado de shock tremendo. Al día siguiente ni siquiera había asimilado lo que había hecho.

P: En 2001 toma contacto con Manolo Saiz, ¿Algo más que un director deportivo?

R: Sí, la filosofía de Manolo como director era más a una relación de familia, es decir, está la figura del director, que normalmente se suele encargar de apartado mental, pero luego por detrás está un grupo de personas Él mantenía una estructura diferente a nivel de auxiliares y, entrar ahí, a veces se ha catalogado como una secta. Es decir, tu entras ahí y tienes que acoplarte a las normas que hay pero es cierto que daba resultados. El conjunto, el correr mucho en equipo y tener una disciplina en carrera me ha ayudado en muchísimas cosas, también en la vida.

P: Siendo jefe de filas, repite tercer cajón en el podio de París y el nombre de Beloki ya empieza a sonar con más fuerza.

R: Ese año la gente ya me tomaba un poco más en consideración y me tenía un poco en cuenta porque todo el mundo ya me hablaba acerca de qué iba a hacer en el Tour del año que viene, porque todos sabíamos que ese era el año de la reválida. Yo sabía que ese año se sabría si lo del primer año fue suerte, porque igual volvía y hacía el ridículo. Es por eso que Manolo me cuidó mucho en ese sentido y, pese a que a principios de año no me encontraba bien, llegué bien al Tour y las sensaciones volvieron a ser buenas.

P: Delante de usted, en la general Armstrong volvió a batir a Ullrich, ¿llegó a imaginarse que el texano pudiese lograr tal hazaña?

R: Yo siempre he dicho que, como en cualquier otro gremio de la vida, existen los superdotados. Y creo que al igual que hemos hablado siempre de la superioridad de Merckx, Anquetil etc. él era un superclase pero, sobre todo, muy fuerte psicológicamente y, por lo tanto, luchar contra él era muy difícil. Y quedó claro que ganaba con todas las de la ley y los siete Tours que ha ganado hay que valorarlos.

P: En 2002, con Ullrich fuera de combate, ¿Se sintió principal aspirante a destronar a Armstrong?

R: Más que desbancarlo, quizás era un poco seguir la sucesión. Es decir, este estaba aquí y ya no está, por lo tanto mi objetivo es superarle porque si te descuidas, pierdes tu puesto en el pelotón. En algunos momentos sí llegamos a pensar que sí se podía hacer algo, de hecho, lo intentamos en el Mont Ventoux y la verdad es que era puro circo porque él no estaba como pensamos y sólo nos quedó el consuelo de haberlo intentado.

P: Además del subcampeonato en Francia, subió al tercer cajón del podio en la Vuelta. ¿Fue ése su año de consagración?

R: El más completo sí. Pero también es cierto que en La Vuelta me encuentro con muchas dificultades porque hacer dos grandes y estar arriba es complicado. Además te das de frente con gente que lleva desde el mes de junio prácticamente sin correr nada y tú en el mes de julio estás hecho polvo, en el mes de agosto, entre actos y no actos, pese a que yo desaparecía al irme a entrenar a Andorra, no corres. Al final todo eso pasa factura pero yo estoy contento por haber hecho tercero en la Vuelta y segundo en el Tour.

P: Llegamos al tema que nos atañe. Tras dos bronces y un subcampeonato en el Tour, fue imposible no pensar en usted como arma para desbancar la hegemonía de Armstrong.

R: Sí, recuerdo que ese invierno fue bastante duro. Preparamos de manera muy concienciada el calendario. Ya desde el mes de marzo comencé a tener algunos resultados, cuando otros años había estado prácticamente parado y me encontraba bastante bien. Todos los parámetros de entrenamiento y de test, sobre todo en contrarreloj, habían mejorado un montón y este año iba a ser el año, ya que fue un año que lo centré exclusivamente en el Tour. Y la verdad es que todo el equipo y yo llegábamos bastante convencidos.

P: ¿Se siente presión externa o es suficiente con la que se impone uno mismo?

R: Hombre, cada vez que miras a tu alrededor y ves a cualquiera de tus compañeros, la presión externa ya está ahí porque no estás trabajando solo por ti, sino por el trabajo de ellos para que tú ganes. Por ello, la presión externa siempre la tienes, pero es cierto que en torno al 80% de la presión te la metes tú.

P: Ahora, le voy a pedir que retroceda 8 años atrás, a un día tal y como hoy.

R: Sí, recuerdo el día como un día marcado. Creo en el destino y si me preguntas qué hice hace cuatro días igual ni me acuerdo, pero de aquel día me acuerdo de todo lo que hice desde que me levanto hasta que voy a desayunar con mi compañero. No sé si era premonitorio, pero algo ocurría, hasta que un fallo mecánico por la temperatura de la rueda, cedió el tubular, me caí y, pese a que me he caído mil veces y no me he hecho nada...

P: Aquella curva de La Rochette, ¿Hasta qué punto le cambió la vida?

R: Deportivamente todo porque ahí se acabó. Ahí físicamente ya no me recuperé pese a haber querido volver y andar, nunca iba a estar igual porque llevo unos hierros, una prótesis en una cadera, tengo algunos tornillos y muscularmente me afectó, sobre todo a mi pierna derecha, que es mi pierna débil al ser zurdo. Deportivamente ahí terminé.

P: ¿Cuántas veces ha vuelto a ver esa imagen?

R: Muchas. Recuerdo que estando en la UVI del hospital de Gap tenía una televisión en la que las veía y, desde allí, las vi en todos los telediarios ya que prácticamente no pegué ojo. Yo sé como ocurrió y, por lo tanto, lo veo y no me siento dañado como al ver caídas de otros corredores. Es que me he caído mil veces más fuerte que esa y no me he hecho nada...

P: Su hijo, de 6 años y futuro ciclista, ¿Qué le dijo al ver a su padre malherido y desencajado sobre el asfalto?

R: Ellos antes de ver las imágenes han visto el maillot con el culote marcado que tengo en casa en mi pequeño museo particular. Además de por ello, ellos saben que me caí porque han visto las imágenes y me ven las cicatrices, la reconstrucción del codo y la pierna y luego en internet han podido ver lo que fue la caída.

P: ¿Nunca se ha llegado a atormentar por no haber apretado el freno unas centésimas antes?

R: No, porque al final, cuando es un error personal o de cálculo, que frenas demasiado y derrapas o que no frenas a tiempo y te caes. La caída se produjo por el exceso de temperatura ocasionó un pequeño fallo en el tubular que va junto a la llanta, se dio la vuelta y, al dar el giro, se quemó con la llanta. No fue un fallo ni de mis mecánicos ni mío, fue un fallo absurdo que surgió por el exceso de temperatura. No hubiésemos hecho nada diferente para aliviar lo que ocurrió.

P: ¿Qué fue en lo primero que pensó cuando se vio en el suelo?

R: Yo pensaba que me había quedado paralítico. Me asusté mucho porque me dolía mucho la espalda, tenía un dolor que nunca había sentido en la espalda y no me podía mover. No podía girar las piernas y me asusté porque sentía dolor y hasta que no vi llegar a gente que me tranquilizó y hasta que Jose (Azevedo) no se quedó conmigo, fueron unos segundos de mucho dolor.

P: Descríbame qué recuerda del resto de aquel nefasto día

R: Recuerdo todo. Recuerdo desde el minuto uno del desayuno, quiénes estaban sentados a mi alrededor, recuerdo dos anécdotas que tengo saliendo del hotel, la llegada, recuerdo la música que escuchamos bajando de Alpe d'Huez, donde dormimos aquella noche. De la etapa recuerdo todo lo que ocurrió previo, todo lo que se hablaba por la emisora. Tengo un recuerdo imborrable de todo aquello.

P: Además la caída se produjo el día después de la etapa en Alpe d'Huez donde tuviste en jaque a Armstrong

R: Sí porque aquel Tour era nuestro y había cierta valentía. Además, quizás se vio al Lance más vulnerable, ya que acabó ganando con poco más de un minuto con Jan (Ullrich) y a Jan le llevábamos tiempo en aquella subida y, en cierto modo, estábamos algo envalentonados a la hora de atacar. Es cierto que él se centraba mucho en mí, me vigilaba y sabía que la guerra éramos Jan y yo y el resto no estaba dentro de sus cálculos.

P: ¿Quién te espera en casa cuando vuelves a Vitoria?

R: Tuve la suerte de que el equipo se movió muy bien. Me trajeron en un avión para operarme puesto que yo quería operarme en Vitoria en manos del traumatólogo que siempre me ha tratado (Mikel Sánchez) y el estar cerca de casa para mí era importante, ya que no me hacía mucho a la idea de operarme en Marsella y estar allí. Y, sobre todo, cuando me dijeron que lo de la pierna era grave pero que lo del codo era más grave puesto que tenía posibilidades de quedarme sin movilidad y vine a Vitoria. Yo llegué a tope de morfina. Había mucha gente esperándome fuera del hospital pero en la habitación estuve con mis padres y mi mujer, a la que le quedaban 15 días para dar a luz a mi primera hija, y fue una alegría dentro de mi estado. Yo no recuerdo ganas de derrumbarme y, de hecho, hasta una vez pasada la operación no era consciente del todo de lo que hacía y de lo que había pasado.

P: ¿Recuerda cuando, al llegar a la meta en ambulancia, el pública congregado en la meta de Gap le ovacionó?

R: Sí, y tengo un recuerdo impresionante de los medios gráficos que me acompañaron al hospital. Vi llorar a varios que me habían acompañado en carrera por mi situación y que, en definitiva, es gente que está ahí y lo está sintiendo. Para mí, fue superduro.

P: ¿En qué piensa uno días después de un desgraciado suceso como aquel?

R: Yo creo que la vuelta a casa fue lo más duro de todo. En el hospital las distancias son cortas, estás bien vigilado y acompañado por tu familia, pero cuando vas a casa y me quedo sólo con mi mujer...Estaba en silla de ruedas y, para moverme, y para todo necesitaba estar acompañado. Es una situación un poco complicada y me daba un poco de miedo quedarme solo.

P: Es en esos momentos cuando uno ve la realidad de muchas cosas, ¿no?

R: Son momentos en los que valoras cosas absurdas que te ocurren a diario y que les das una trascendencia y una importancia tremenda, valoras que hay muchísimos más problemas en la vida que te pueden acarrear quebraderos de cabeza tremendos y que a veces nos complicamos la vida por lo absurdo.

P: ¿Llegó a cambiar en algo su personalidad, tanto dentro como fuera del ciclismo?

R: Yo me hice mucho más fuerte después de aquello. Porque al final, en cuestión de dos segundos pasas de tenerlo todo, de ser un corredor fuerte, de aspirar a todos tus objetivos, de tenerlo todo de cara de la noche, que tus cálculos van perfectos y, de la noche a la mañana, no sólo pierdes tu carrera, sino tu vida deportiva. Hay que aguantarlo. Tuve unos cuantos años en los cuáles el objetivo no era entrenar, sino recuperarme de la pierna, puesto que yo seguía cojo y entrenaba cojo. De hecho, los dos primeros años después de la caída fueron de rehabilitación más que de buscar la forma y la competición.

P: Aquel Tour acabó significando la quinta victoria consecutiva de Lance Armstrong. ¿Le llamó el americano tras su caída?

R: Si, de hecho fue la primera persona que llamó. Recuerdo que yo todavía no tenía el diagnóstico, estaba en cuidados intensivos, estaba con los doctores del hospital, mi doctor y Manolo, y llamó por teléfono. Estoy muy agradecido porque me llamó muchísima gente del pelotón pero él si llamó el primero.

P: ¿Cómo ha sido y es su relación?

R: Actualmente se reduce a cuando nos vemos en cualquier acto. Antes, teníamos muy buenos amigos en común y eso nos ayudó un poco. Su relación con mi director no era buena y todo lo que rodeaba a nuestro equipo él lo tenía como la rivalidad y lo llevaba a lo personal. Él, con los corredores de la ONCE fue muy serio y yo lo sé porque soy íntimo amigo de 'Txetxu' Rubiera y de Roberto Heras pero creo que Lance, en el fondo, no es esa imagen que la gente tiene de él de tío sin escrúpulos. Es un tío muy calculador.

P: ¿Piensa que actuó correctamente al no dudar en dejarle atrás tras su caída?

R: Yo hubiese hecho lo mismo. Yo estoy de acuerdo en el Fair Play en el sentido de que si se dan circunstancias de carrera en las que se puede esperar, siempre hay que esperar. Yo creo que primero Armstrong tiene que estar contento de que no le pasó nada, porque si allí hubiese habido un corte de nada, allí se descalabra y actuó como se ha visto muchas otras veces. Además, ya demostró que es respetuoso cuando años atrás fue el primero que esperó a Jan cuando éste se cayó en el Peyresourde.

P: ¿Has vuelto a ver La Rochette?

R: No, iba a ir el día 18 porque se inaugura la placa en conmemoración al accidente nuestro y espero al próximo mes de octubre.

P: ¿Cuánto tiempo transcurrió hasta que volvió a montarse en la bicicleta?

R: Dos meses

P: ¿Cómo fue aquel instante?

R: Para un tío que iba en silla de ruedas, era pasar de la silla de ruedas a la bicicleta. El 14 de septiembre me monté en bicicleta con mi traumatólogo, con mi hermano y mis mejores amigos y dimos una vuelta de unos 20 kilómetros por Vitoria en la que lo pasé muy mal porque tenía dolores. Yo estaba muy enseñado con la movilidad de la pierna.

P: Imagino que en algo cambiaría su comportamiento encima de la bici.

R: Sí, con mucho miedo. Era mi vuelta a la competición y tenía un miedo atroz a las caídas y no tenía mi sitio en el pelotón, del cuál tenía que ir atrás, lo que suponía cansancio y demás pero, sobre todo, tenía un miedo atroz.

P: ¿Llegó a pensar que su tren había pasado?

R: No, yo tenía claro que, pese a que mis declaraciones siguieron otros derroteros, aquello se había terminado desde el día en el que dijeron lo que tenía.

P: Posteriormente, se embarca en sendas aventuras como equipos noveles (Brioches La Boulangère y Saunier Duval) hasta reencontrarse con Manolo Saiz

R: El tema de irme a Francia supuso cambiarme de aires y fue un poco el tema económico. Yo tenía ganas de seguir corriendo sin presión y en un equipo que pudiese ayudarme a seguir con mi rehabilitación en un año de transición y, pese a que no me equivoqué puesto que fue decisión mía y no me arrepiento, ahora no lo volvería a hacer. Para mi y la gente era necesario correr la Vuelta a España y firmé con Saunier Duval, un equipo que me lo permitió.

P: Las dos veces que ha estado con él, han ido precedidas del pago de su cláusula que usted mismo hizo para salir de su anterior equipo. Eso quizás nos dice que hay algo especial con Manolo.

R: Yo no lo llevo al apartado personal. Más que a la metodología, quizás es por la gente de la que se rodea. Para mí no era fácil estar en Saunier Duval y ver a los masajistas y mecánicos que habían sido como mis padres en otro equipo y saludarles en el avituallamiento. Cuando acababa las carreras, iba en busca de ellos. Pasaba más horas rodeado del equipo de Manolo que decidí que para estar a gusto debía estar con ellos. Pero, para mí, reencontrarme con todos ellos significó devolverles esa deuda que tenía con ellos.

P: Pese a sus incansables intentos, no consigue que se vuelva a ver al Beloki de 2003. ¿Hizo mella en usted la desesperación?

R: No porque yo era consciente de que todo lo que hiciese para bien era importante. En la Vuelta que gana Heras (2005) fue cuando mejor me encontré. Desde el momento de la caída y después de todo el tiempo que había pasado parado, yo ya sabía que el de antes no iba a volver a ser.

P: No sé qué opinión le merece la trama de dopaje con Eufemiano Fuentes a la cabeza

R: Una cacicada. Yo sigo diciendo que, a día de hoy, todavía Joseba Beloki no ha recibido ni un sólo papel oficial de nadie diciéndole nada de la Operación Puerto. No me he podido defender en ningún sitio ni tenemos ninguna acusación. Lo único que sabemos es que todo lo que se ha acusado por la prensa, unas iniciales que creen que pueden ser mío. Es más, yo tengo un papel del juez Serrano de Madrid que alega que Joseba Beloki y varios corredores más no aparecemos en ninguna historia de la Operación Puerto. Lo que pasa es que debido a un código interno que hay en el mundo del ciclismo, todo ciclista que se pudiera sospechar que en algún momento pudiera aparecer en alguna investigación, era mejor no ficharlo. Como Manolo había perdido el equipo, los demás nos hicieron un vacío.

P: Desconozco si ha llegado a tener algún tipo de relación con él

R: No, personalmente no le conozco. La gente le conoce porque es un doctor con mucho prestigio dentro del deporte y porque grandes deportistas han ido con él.

P: ¿Qué métodos propone Beloki para erradicar la lacra del dopaje?

R: Yo abogo porque si los controles son al 100% fiables y el ciclista ha puesto sus 24 horas del día a disposición de los controles anti-dopaje, a corredor que le pillen, corredor que le sancionen. Las sanciones están para eso. Yo abogo porque hasta que no se investigue y se demuestre si es verdad o no, no se haga nada porque al final si a un corredor le apartan porque puede oler a que igual ha hecho algo y luego queda en nada... Es decir, a Roberto Heras en 2005 le quitan su vuelta y seis años después ésta vuelve a sus manos. ¿Quién paga todo eso ahora? Si un ciclista se va tres días de fin de semana, tiene que comunicarlo a la UCI por si le quieren hacer un control. Es, como digo yo, que no le puedes poner ni los cuernos a tu mujer.

P: ¿Cree que no se está siendo del todo serio con un tema tan inquietante como éste?

R: No, yo creo que hay mucho amarillismo en esta historia. Se están llenando muchas págnas hablando de dopaje cuando en realidad no es dopaje, son casos que luego...Es como el tema de Marta Domínguez, un caso en el que si echamos la vista atrás con algún medio de comunicación, observamos que la portada es bien distinta al día en el que le absolvieron. Su imagen ya está dañada, y creo que quien ha dado positivo debe tener sanción, no cuando un tercero ha dicho que éste ha hecho esto.

P: A finales de 2007 anuncia su retirada. Intuyo que el momento más difícil de su carrera al margen de la caída ya mencionada

R: Más que duro, fue que tenía ganas de decir hasta aquí. Tuve alguna posibilidad de seguir corriendo, no se pudo hacer del todo y fue emotivo porque me acompañó toda la gente que había estado conmigo y como le ocurre a mucha gente después de tantos años de ciclista y abandona. Momento duro no fue, pero sí emotivo.

P: ¿En algún momento te has planteado la vuelta?

R: Me plantee la vuelta lógicamente. Me plantee la vuelta como rebeldía pero hay otros corredores que están corriendo porque, pese a que te motiva volver como rebeldía, volver a arrastrarme...tampoco, porque ya me había pasado año y pico sin correr y me había planteado la vuelta en la Vuelta de 2008 pero no tenía ritmo de competición.

P: ¿Tenía algo ya en mente tras aquel momento?

R: A mí me gustaría terminar en un equipo profesional.

P: ¿Siente que el deporte no ha sido del todo justo con usted?

R: No, yo sí que creo que ha sido justo. Creo que he tenido mala suerte pero he podido vivir de lo que más me ha gustado en la vida y eso no lo puede decir cualquiera.

P: En toda carrera profesional siempre se queda una espina clavada. ¿Cuál ha sido la suya?

R: La espina clavada que tengo es haber terminado de correr en bicicleta y haber dicho hasta aquí hemos llegado en unas condiciones óptimas. Yo creo que si en el 2005 hubiese sido mi último año, y digo, señores, aquí os quedáis, ese hubiese sido el final deseado. Con todo lo que se dio en 2007, la imagen y que yo no estaba del todo bien físicamente, ha sido una salida por la puerta de atrás. Por eso decidí dar la rueda de prensa, porque creí que le gente merecía saber lo que pensaba.

P: Actualmente, sabemos que Joseba Beloki posee el título de director deportivo y que es la mano derecha de Rubén Gorospe en el Cafés Baque. ¿En qué aspecto se nota más el cambio de la bici al coche?

R: La perspectiva es completamente diferente. En la bicicleta ves lo de delante y el resto te lo imaginas, pero subido en un coche tienes la posibilidad de ver lo de delante y lo de detrás. Intuyes si lo que viene por detrás está más, menos o igual de fuerte y, cuando es rebasado por otro, se lo debe imaginar.. Por eso creo que los directores deben estar actualizados y tener una visión especial.

P: Me comenta que su sueño es regresar al Tour en la dirección de un equipo.

R: Sí, me gustaría por lo menos estar en un proyecto, ya sea como director principal o lo que sea. Yo creo que tengo mucho que enseñar a la gente porque he vivido cosas buenas y malas en el ciclismo y creo que puede aportar.

P: Joseba Beloki, le deseamos toda la suerte del mundo.

R: (Sonríe) Gracias.