Claudio Chiappucci: «De Galicia me gustan más las montañas que el marisco»

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

PABLO OTIN

Participará el 4 de julio en el Gran Fondo Ézaro junto a Indurain y otros 1.000 osados

21 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo ídolos no envejecen. Ellos no. Siempre están así, igual que ayer; guitarra en mano, balón pegadito al pie, o sobre la bici. Limpios de polvo y paja, sin rastro de arruga alguna que denote el paso del tiempo. Enérgicos. Es el caso de Claudio Chiappucci (Uboldo, Italia, 1963). Y La Voz de Galicia ha hecho un pacto con il Diavolo. Este es el resultado:

-¿Cómo le trata la vida?

-Bien, estoy tranquilo, disfrutándola, entretenido, viajando. Estoy en bastante buena forma. No como cuando era profesional, claro, pero ya no tengo la presión de competir y me sienta muy bien. Hace poco estuve en la carrera que tengo registrada con mi nombre en Francia.

-Caramba, quién diría que se ha retirado del deporte profesional.

-El deporte es parte de la vida de una persona, de mi persona. Juego al golf, al fútbol, corro... Pero insisto en que ahora lo hago sin presión de competir y ganar. Antes era mi profesión. Ahora lo hago por desarrollo personal. Disfruto más ahora. Antes, mi trabajo no me dejaba disfrutar. Pero esto solo lo decimos los que llevamos el deporte en el corazón. Muchos lo abandonan de verdad al dejar de ser profesionales.

-Ya conoce Galicia y volverá el 4 de julio para participar en el Gran Fondo Ézaro, abanderado por Ezequiel Mosquera, y que subirá hasta el mirador. ¿Qué es lo que más le gusta de esta tierra?

-De Galicia me gustan más las montañas que el marisco, sin duda. Estas montañas... baja, sube; sube, baja. Iré para disfrutar y aprovecharé para hacer algo de turismo.

-También estará Indurain, cuyo estado de forma es una incógnita. Al parecer, son ustedes bastante amigos. A pesar de la rivalidad.

-Bueno, antes no era así con Indurain, no era así... Y aunque en O Ézaro no está en juego el Tour, no he perdido la adrenalina de querer ganar, competir. Eso no se olvida. Y si no está fino, no es mi problema (se ríe). Tengo ganas de que llegue ese día.

-Alguna lágrima caerá. De emoción, digo.

-Seguro. Ya me han llegado muchos mensajes por las redes sociales respecto al Gran Fondo Ézaro. Ha pasado mucho tiempo. La gente está deseando volver a ver esos duelos entre Miguel y yo.

-Transmite usted pasión. ¿No hubo momentos malos?

-Claro. El ciclismo ha sido mi vida. Siempre falta algo. De lo contrario, todo sería perfecto. Alguna vez se complicó la cosa. Pero no querría cambiar nada.

-¿Habla de asuntos relacionados con el dopaje?

-No, no... el momento más difícil para mí, sin duda, fue el accidente que tuve en la Vuelta a Suiza de 1986. Eso fue peor que cualquier otra cosa. Lo vi todo en peligro. Pero también me ayudó a centrarme en mi carrera profesional.

-¿Le ha dado por verse en la tele, aquellos Tour de los años noventa?

-Antes me veía más, justo después de haberme retirado. Pero no estoy tres horas delante de la tele. Veo momentos puntuales. Cuando estaba en activo apenas me veía. Porque poco podía, y puedo, cambiar mi manera de correr. Quizás lo pensé en algún momento, pero cuando estás en el pelotón, todo va muy deprisa.

-¿Qué ve en aquel Chiappucci?

-Lo veo atacando, disfrutando y amando el ciclismo. No es fácil estar en el corazón de los aficionados. Mi gran orgullo es tener todavía el cariño de la gente.

-Todavía.

-Bueno, es que creo que esto se ha olvidado en el ciclismo actual. Antes era otra cosa. No había pinganillo ni nada. La rivalidad con Indurain era hermosa, porque nos querían a los dos en todos lados. Yo me sentí muy querido en España y eso me ha gustado mucho.

-Ese carisma... incluso le ha llevado a participar en el reality show de la RAI L?isola dei famosi (La Isla de los Famosos).

-Para mí, ese programa de televisión era una competición. Mi Tour de Francia. Estaba allí pensando: «Bien, ahora tengo una salida, etapas de montaña, la contrarreloj, y tengo que terminar en el podio de París».

-¿Alguna vez ha dejado a un lado al Diavolo?

-Nunca. Me gusta ser il Diavolo siempre.

-Antes mencionaba el pinganillo y el concepto de ciclismo. ¿Quién fue el más grande sobre la bicicleta?

-Mmm... (duda). Es que la tecnología es clave a la hora de hacer un juicio, porque cambia mucho este deporte. Influye demasiado. Antes era más intuitivo, dependía más del talento. Era un deporte más natural. Me gusta mucho menos el ciclismo actual. Vemos menos al hombre. No es espectacular como antes. Los ciclistas no calan en la gente. Y, dicho esto, creo que Miguel Indurain fue uno de los mejores. Entre otras cosas, porque era el más completo. Su contrarreloj era endiablada.

-Ya, pero en la escalada veremos el 4 de julio quién es mejor. Porque menudas rampas les esperan en la subida al mirador de O Ézaro.

-Bueno, bueno... las rampas no me importan. Es muy cortito, apenas dos kilómetros. Es un Mortirolo pequeño, pequeñito. Puede pasar de todo, claro, pero que gane Chiappucci. ¿Vas a ver a Miguel Indurain o a Ezequiel Mosquera antes? Pues diles que se vayan preparando, que les quedan menos de dos semanas.