Ezequiel Mosquera: «Esto no me cambia, seguiré siendo el Ezequiel de siempre»

Mariluz Ferreiro REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

El gallego admite que lloró al ver a sus compañeros llegar reventados a la meta de la Bola del Mundo y piensa ya en nuevos horizontes deportivos

20 sep 2010 . Actualizado a las 14:52 h.

Contener la emoción en el podio de Madrid fue otro reto más para Ezequiel Mosquera (Teo, 1975). «Está guapa la vista, es algo especial», dice. A su lado lloró Vincenzo Nibali. «Será que lo hice sufrir mucho», dice entre risas el gallego. Su futuro ahora está en el Vacansoleil, aunque no quiere hacerlo oficial todavía por respeto al Xacobeo, cuyo futuro está en el aire.

-¿Ha ganado la segunda plaza o ha perdido la Vuelta?

-No he perdido la Vuelta, he ganado el segundo puesto. No es que sea conformista, Nibali estaba muy fuerte y controló la situación. Es un ciclista joven y va a ser uno de los grandes.

-¿Cómo digirió la presión?

-A partir de la crono el nerviosismo fue una constante. Esta vez la responsabilidad era mayor, me jugaba la Vuelta. Luego te subes a la bici y haces como siempre. Intentas pensar que es una etapa más, como si se tratara de la Vuelta a Burgos. Pero no es fácil engañarse.

-Aquellas críticas de Pino sobre la etapa de Cotobello...

-Lo hablé con él. Sabe que lo doy todo todo sobre la bicicleta. Tiene su carácter y sus formas de intentar exprimir al corredor. Está todo aclarado y ahí se queda la cosa.

-¿Cuándo subía la Bola del Mundo era consciente de que esa etapa pasaría a la historia?

-En ese momento no eres consciente de nada. Vas metido en el barullo de la gente, no te da la cabeza ni para pensar. Guardas el equilibrio y poco más. Pero después empiezan a felicitarte. Me dijeron mis compañeros que había aficionados llorando en la carretera. Yo ni pude verlos.

-¿Usted lloró?

-Lloré, sí. Cuando iban llegando mis compañeros reventados, reconozco que lloré. Eso que traté de aguantar, que los hombres no lloran (risas).

-¿Ha hablado con Nibali?

-Lo poco que nos podemos entender. Nada más llegar le di la enhorabuena. Después le confesé que me había faltado desarrollo. Él dijo que se notaba que iba atrancado, porque en las curvas empinadas me recortaba tiempo.

-¿Cree que Nibali podría haber ganado la etapa?

-No sé si tenía fuerzas suficientes.

-¿Qué retos se plantea?

-El reto más importante es descansar, olvidarme de estos 21 días locos. Necesito paz. Y tengo que buscar un hueco para operarme y recomponer el hombro, que lo tengo torcido del todo. No volveré a pensar en el ciclismo hasta diciembre.

-Pero se planteará metas deportivas.

-Como voy evolucionando y soy un diamante en bruto me tengo que plantear nuevos retos, soy como Nibali, pero en gallego (risas).

-El Tour, el Giro...

-Pienso en todo. En intentar ganar una grande. También en otras carreras como la París-Niza.

-Con usted y David Blanco puede haber gallegos en el próximo Tour.

-Pues puede ser. David Blanco tenía que correr en el ciclismo del más alto nivel sí o sí, y ahí lo tienes, como un juvenil con su nuevo equipo.

-Dicen sus compañeros que es demasiado buena persona, que le falta un punto de egoísmo.

-No será para tanto. Quizás sean demasiado buenas personas mis compañeros que tiran de mí todo el día con el viento en las narices y sin quejarse.

-El ciclismo ha sido generoso con usted al fin.

-Igor Antón me mandó un mensaje en el que me decía que iba a ganar la Vuelta. «El ciclismo te debe algo grande», me decía. No me marcho con los bolsillos vacíos. Por fin he ganado.

-¿Surge de aquí un nuevo Mosquera, con más confianza?

-Esto no me cambia, seguiré siendo el Ezequiel de siempre.