«A los treinta años, estoy descubriendo cualidades en mí que desconocía»

DEPORTES

El gallego reconoce que lloró cuando abrazó a Veloso tras la última etapa

22 abr 2008 . Actualizado a las 02:38 h.

David García Dapena (Marín, 1977) tenía ayer un buen plan. «Un chuletón de buey para celebrarlo y a camita», señalaba tras aterrizar en Peinador, donde fue recibido con una fiesta. En su maleta, el maillot amarillo de la Vuelta a Turquía. En sus piernas, kilómetros y cansancio. «Pero ninguna etapa me llegó a cansar tanto como el viaje de regreso», confesaba. Por eso ganó.

-¿Qué supone para usted un triunfo en una prueba por etapas?

-La tranquilidad de ganar una vuelta te hace más fácil buscar nuevas victorias. Te cambia la mentalidad. Con este triunfo yo he ganado confianza. Me he quitado un peso de encima. Ya tengo algo en el palmarés este año. Antes sufría un estrés porque tenía algo pendiente.

-¿Fue la última etapa de Turquía su mejor día como profesional?

-El mejor fue el de mi primera victoria como profesional. Pero lo de Turquía fue también muy especial. Ves esa victoria como un premio a tu trabajo. Una recompensa por lo mal que lo he pasado y por los momentos en los que los míos lo han pasado mal.

-¿Qué fue lo primero que hizo al cruzar la meta?

-Abrazar a mis compañeros. Se me llenaron los ojos de lágrimas al abrazar a Veloso. Sé que gané con el trabajo de todos mis compañeros, pero, sobre todo, gracias a él. La mitad de mi victoria se la debo a Veloso. Estando segundo en la general, tiraba del carro y lo daba todo como si no tuviera nada que perder. Se sacrificó por mí cuando él podía buscar el triunfo. Hay poca gente que haga eso. Hay que valorarlo.

-¿Cómo fue llevar el amarillo dentro del pelotón?

-Da gusto pasar a Petacchi y que se aparte, que te respete. Al llevar el maillot amarillo, nadie te molesta, te respeta todo el mundo. Pero hubo mucha gente que disfrutó con mi triunfo. Se alegraron muchos corredores del Extremadura, como Salgueiro. Y también los del Benfica, donde había mecánicos, masajistas y ciclistas que yo conocía de Portugal. Ellos tiraron del pelotón con nosotros para tener la carrera controlada.

-¿Cuál fue su peor momento en la carrera?

-No pasé ningún mal momento. Ha sido la vuelta en la que me he sentido mejor de toda mi carrera deportiva. Me encontré muy fuerte física y psicológicamente. Cuando me atacaron mis rivales, no tuve ningún problema. Me sentía muy superior.

-¿Qué margen de mejora cree que tiene en la montaña?

-No lo sé. La verdad es que desconocía que yo pudiera subir tanto. Será porque estoy muy delgado. Más que en la Vuelta a España.

-Igual se destapa también como contrarrelojista.

-De aficionado era buen contrarrelojista. Pero en Portugal me encasillé, era el lanzador de Cándido Barbosa. Ahora tengo libertad en el Karpin Galicia y eso hace que me exprima al máximo. A los treinta años, estoy descubriendo cualidades en mí que desconocía.

-¿Y ahora?

-Ahora, el Naranco y la Vuelta a Asturias. Iré con toda la intención del mundo.