NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Federico Martín Bahamontes

"Coppi me convenció de que podía ganar el Tour"

CAPÍTULO II Y FINAL. Bahamontes rememora los detalles del Tour de Francia de 1959. Curiosamente su victoria no se forjó en los grandes puertos de los Alpes y los Pirineos, si no en el Puy de Dôme y en etapas de media montaña: Aurillac y Grenoble.

Actualizado a
<b>EL MUSEO WÜRTH. </b>Bahamontes con la bicicleta con la que ganó el Tour 1959,  en el Museo de la fábrica Würth en Seseña (Toledo).
reportaje gráfico: jesús rubio

¿Cuál es el mejor recuerdo que guarda de su victoria en el Tour de 1959?

Cuando Fausto Coppi me convenció de que podía ganar el Tour. Estábamos comiendo unas migas en La Solana. Invité a una cacería a Coppi, Anquetil, Graczyk y Geminiani, que querían conocer cómo se cazaba con galgos. Era el invierno de 1958.

¿Mejor aquel día que cuando entró triunfal en el Parque de los Príncipes?

Aquello fue muy emotivo. Pero a mí me emocionó más cuando me dieron el primer maillot amarillo en Grenoble. Todos los ciclistas soñamos con vestirlo. Pero, aún así, me quedo con las palabras de Coppi, porque me abrió los ojos. Hasta entonces yo me dedicaba a luchar por la Montaña, porque tenía el enemigo en casa y para ganarlo no necesitaba de nadie. Desde ese día me centré en la general y no sólo gané en 1959, quedé segundo en el 63 y tercero en el 64.

Así que llegó al Tour muy motivado.

Desde luego, pero casi no corro ese Tour.

¿Y eso?

Tuve que abandonar en la Vuelta a España porque me salió un forúnculo con siete bocas. Me tuvieron que operar, estuve mucho tiempo sin entrenarme y no estaba claro que pudiera correr el Tour. Fui a la Vuelta a Suiza a rodar tranquilo y cogí pronto la forma. Gané dos etapas, la Montaña y quedé tercero. Creo que el tiempo que estuve parado me vino bien para el Tour.

Comienza el Tour y lo nunca visto: Bahamontes ataca en el llano.

La idea era que tenía que estar atento en cabeza para que no me pillaran los cortes. No podía ser que llegara a los Pirineos con veintitantos minutos perdidos. En la primera etapa me veía fuerte, ataqué en un repecho, se hizo un corte y llegamos, porque como iba Darrigade, que luego ganó la etapa, la selección francesa no tiró. Conseguí minuto y medio sobre los favoritos.

Y también en la segunda.

Había un repecho cerca de meta y ataqué. Sólo me siguió Gaul. La pena fue que un guardia nos equivocó de camino. Pudimos volver a tiempo, pero ya con el primer grupo. Me coloqué tercero en la general, pero pude ponerme líder ese día.

A partir de ahí fue ya más tranquilo hasta la contrarreloj.

Sí. La crono fue en la sexta etapa, sobre 43 kilómetros. Los organizadores variaron el orden de partida y tuve que salir por delante de Anquetil, dos minutos antes. Pero me vino muy bien. Como sabía que me iba a coger, reservé fuerzas y cuando me alcanzó, me sirvió de referencia y no le dejé hasta meta. Incluso le gané en el sprint. Acabé décimo, a 2:58 de Riviere.

Y le pusieron mil francos de multa.

Porque el público se enfadó cuando le sprinté a Anquetil en el velódromo. Pero yo no fui a su rueda, sino al otro lado de la ruta. De hecho, reclamamos y nos quitaron la multa.

Llegan los Pirineos. Usted está a 3:45 de Anglade, a 2:29 de Riviere, a 1:38 de Baldini a sólo 31 segundos de Anquetil... Pero en los Pirineos no pasó gran cosa.

En las dos etapas hubo fugas consentidas y les dejaron coger mucho tiempo. Yo ataqué en el Tourmalet y sólo me siguió Charly Gaul. Llegamos a trece minutos del vencedor, pero ganamos 1:25 sobre los favoritos. Al día siguiente ataqué en el Aspin, otra vez con Gaul. Nos dejamos coger, volví a demarrar en el Peyresourde y una vez más me quedé solo con Gaul. De la cima a la meta había demasiada distancia y esta vez nos dejamos coger.

Fue una suerte que Gaul se desfondara en la etapa de Aurillac, ¿no?

Al luxemburgués le mataba el calor y aquel día fue tremendo. Terminó parándose para meter la cabeza en una alberca. Perdió veinte minutos, como Bobet. Era una etapa por el Macizo Central. No había puertos muy duros, pero era una continua subida y bajada. El día anterior le dije al chófer del equipo que en el avituallamiento se pusiera al lado contrario de la carretera con un maillot rojo. Tampoco me hizo falta, porque antes pedí a los compañeros que me dieran cada uno un poco de su comida para atacar en el avituallamiento. Me siguieron Anquetil, Anglade, Baldini y otros tres más. Riviere tiró por detrás como un loco, pero le metimos casi cuatro minutos.

Y llegó la cronoescalada al Puy de Dôme.

Antes de salir me tomé un par de cafés en el vehículo publicitario de Faema. No suelo hacerlo y me puso a cien. Hacía un calor horroroso y yo pensaba que no iba demasiado bien hasta que alcancé y rebasé Riviere a mitad de puerto (eran 12,5 km). A partir de ahí volé. Gané y no me puse de líder por cuatro segundos. Pero le saqué 1:26 a Gaul y más de tres minutos a Anglade, Riviere y Anquetil.

Y el golpe definitivo, en la etapa de Grenoble.

Estaba tan ansioso por coger el maillot amarillo que ataqué en el primer puerto. Me destaqué con Gaul y Hout, pero nos dejamos coger. Luego subíamos el Col de Romeyre, que fue donde me paré a tomar un helado cuando iba fugado porque había tenido una avería. Era un puerto de segunda, pero tiene 20 km. Volví a atacar. Gaul pasó a un minuto, pero le esperé. Le dije que le daba la etapa si me ayudaba a abrir hueco y aceptó. Le iba a dejar ganar, pero encima tuve un pinchazo antes de entrar al velódromo. El locutor me hizo enseñar la rueda porque la gente se enfadó porque no hubo lucha en el sprint.

Todavía quedaban dos etapas de Alpes.

Sí, pero tenía suficiente ventaja y me dediqué a controlar.

En el Iseran lo pasó mal.

Pinché en el descenso y se distanciaron Anglade, Riviere, Anquetil, Baldini...

Pero Anquetil y Riviere no ayudaron a Anglade.

Anglade era el campeón de Francia, no le metieron en la selección y había celos entre ellos. La verdad es que me ayudó. Pero al día siguiente le metí un minuto a Anglade y ya no tuve problemas, ni siquiera en la contrarreloj.