Su popularidad no ha disminuido. El excorredor francés Raymond Poulidor, ídolo de los años 1960-1970, aunque nunca ganó un Tour de Francia, conserva en la vigilia de su 80 cumpleaños (el viernes) un aura fuera de lo común.
"¿Qué no sabes quién es Poulidor?" Un adolescente, incrédulo, lleva a su amigo a acompañarle a un acto de dedicatorias con el eterno segundo en el village de salida de la París-Roubaix, el sábado pasado en Compiègne.
En el stand del banco del cual PouPou es embajador desde hace varios años, la locura se acrciente durante toda la tarde para conseguir una foto o un autógrafo, mientras que en ese momento las estrellas de la Reina de las Clásicas, Peter Sagan, Fabian Cancellara y Tom Boonen, están siendo presentados al público.
"Es inexplicable, ¡hace 50 años que dejé la bicicleta!, confiesa Poulidor. Es extraordinario que para la gente que me aborda yo no debo envejecer. Me ven todavía como a un corredor, como el de la foto que les firmo, de cuando tenía 24 años y llevaba el maillot de Mercier".
"Nunca le vi correr", confiesa Laurent, 40 años, que ha acudido a la llamada de la familia PouPou. "Pero mi padre me habló mucho de él y ahora intento transmitir el virus a mi hijo de 10 años".
Más conocido por no haber conseguido vestir nunca el maillot amarillo en 14 participaciones en el Tour que por su récord de presencias en la París-Roubaix (18), Poulidor ha sabido conquistar los corazones de los franceses a través de las épocas, más "por su gentileza y disponibilidad" que por su palmárés (Vuelta a España 1964, Milán-San Remo, Flecha Valona, París-Niza...).
Hasta un grupo de rock de Amiens nacido en 2009, los Poulidoors elegió llevar su nombre a manera de homenaje.
"¡Es una popularidad mágica!", explica la responsable de patrocinio de Crédit Lyonnaise. "Es un verdadero éxito popular que toca a los padres, los abuelos y hasta a los bisabuelos. Se perciben claramente momentos de felicidad para la gente".
Más allá de la palabra poupular, expresada por el escritor y cronista Antoine Blondin, el exciclista del Limousin marcó la historia del deporte francés. Con una imagen por encima del resto: su duelo legendario contra Jacques Anquetil en el Tour de 1964, donde dejó escapar el maillot amarillo tras numerosos episodios desafortunados.
"Lo que me pasó en el Tour de 1964, es irreal", repite. "Se dice que perdí el Tour en el Puy-de-Dôme [Poulidor había conseguido al fin distanciar a Anquetil, pero no lo suficiente para acceder al liderato]. Y no es verdad, lo perdí todos los días".
¿El peor recuerdo de su carrera? "Sin duda, el Tour de 1968", donde fue atropellado por una moto cuando parecía que iba a ganar. "Tras el accidente del corredor belga [Antoine Demoitié, fallecido en la Gante-Wevelgem tras ser golpeado por una moto] se olvidaron de citarme", subraya. "En aquella época se dijo 'bah, ha sido mala suerte, mala suerte". Y no. Al contrario: tuve mucha suerte. Podría haberme quedado como el belga, tirado sobre la carretera".
Finalmente, no haber vestido el maillot amarillo no es un dolor de corazón. Al contrario. "Eso ha forjado mi gloria. Con dos o tres Tours ganados no estaría aquí hoy. Nadie hablaría de mi", apunta risueño.
Antes de sumergirse de nuevo en la sucesión de selfies con sus fans, PouPou se entusiasma ante la renovación del ciclismo francés. "Nunca habíamos tenido una nueva generación con tanto valor", afirma antes de citar a Nacer Bouhanni, Arnaud Démare o Thibaut Pinot.
¿Su preferido? "Me gusta mucho Romain Bardet, no sé por qué. Quizá porque mi mujer [Gisèle] es también una Bardet", desliza divertido antes de citar a Peter Sagan, con quien "todo el mundo está contento cuando gana" y "tiene la unanimidad" de los aficionados. Pero el campeón del mundo todavía anda lejos de la Poupoularidad.