Joseba Beloki, alimentación de un ciclista

El ciclista Joseba Beloki corrió unas cuantas de las «grandes competiciones» por etapas. Es un ex-profesional del ciclismo que ahora sigue siendo profesional del deporte, eso sí batallando en otras lides. Tuve la suerte de conocerle y hablar con él en el encuentro de bloggers de #MaratonLogroño. Evidentemente, no le dejé otra opción que pasar por elPiscolabis. Joseba tiene demasiadas cosas que explicar sobre el ciclismo profesional.


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A nivel fisiológico, pocas competiciones deportivas hay tan duras como una «grande» del ciclismo por etapas: el Tour, el Giro, la Vuelta,… La recuperación, algo tan básico en cualquier deporte, se ve comprometida en este tipo de carreras, estructuradas en etapas diarias, y que se prolongan durante varias semanas.

En el libro de Louis Burke «Nutrición en el deporte», se explican muchas cosas sobre como funciona a nivel de alimentación el mundo del ciclismo. Transcribo un fragmento:

«El ciclismo goza de una fuerte identidad cultural. Revistas, internet, clubes, etc… Los grupos de ciclistas, los entrenamientos en grupo y las mismas competiciones ofrecen un punto de encuentro donde estos deportistas intercambian ideas.

En el ciclismo de élite, el ambiente generado dentro del propio equipo es la principal fuente de información y de influencia en las prácticas alimentarias. Algunos equipos cuentan con un grupo médico de apoyo: un médico, un fisiólogo del ejercicio, y en ocasiones, un dietista-nutricionista.

Tal como sucede en muchos otros deportes, la especulación y el boca a oreja acerca de las prácticas dietéticas de los contrincantes con más éxito, tienen una fuerte influencia en el resto de deportistas».


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La entrevista


elPiscolabis: A nivel de alimentación, ¿qué se echa más en falta cuando corres una carrera por etapas?

Joseba Beloki: Sin ningún tipo de dudas lo tradicional. Cosas tan sencillas como la tortilla de patatas de tu madre. Una simple receta significa mucho.


eP: Explica cómo era la dieta diaria de un día cualquiera del Tour, con horarios aproximados.

JB: Desayuno ligero a las 7:30h (ya un hábito en mi caso):  café.

Comida, tres horas antes de la etapa: pasta o arroz, tortilla francesa, algo de jamón, café.

Durante la etapa: barritas, geles, algún bocadillo de jamón con mermelada y fruta (plátano).

Poco después de la etapa: cereales con suplemento de proteína y carbohidratos, o un bocadillo.

Cena: muchos carbohidratos y carne. Poco pescado (no me gusta comerlo fuera de casa).

Comentario:

Poca fruta y verdura. El aporte de vitaminas y minerales puede ser adecuado con la inclusión de ensaladas y alguna guarnición vegetal. Cierto es que se debe priorizar el carbohidrato y la proteína, pero tanto el metabolismo energético como el sistema inmune (entre otras funciones básicas) precisa de un buen aporte vitamínico y mineral. Supongo que había una plan de suplementación vitamínico/mineral para cubrir los posibles déficits.


eP: ¿La dieta en carrera era personalizada o genérica para todo el equipo?

JB: En mi época de corredor era genérica. Nosotros nos administrábamos.


eP: Los equipos profesionales donde has corrido, ¿contaban con un dietista-nutricionista para ayudar a gestionar vuestros menesteres alimentarios? Explica la estructura de un equipo ciclista y el lugar que ocupa dicha figura.

JB: Fue en 2002 cuando me hicieron por primera vez los análisis de intolerancia alimentaria. Fueron muy positivos y mejoré muchísimo mis digestiones

Comentario:

Los análisis de intolerancia alimentaria no se han visto como solución definitiva para los problemas digestivos. Las únicas pruebas 100% fiables ante intolerancias son las del hidrógeno, e el caso de la lactosa, y la biopsia intestinal para la celiaquía (intolerancia-alergia).

Cierto es que se ofrecen en muchos centros de salud, hospitales, farmacias, etc…, pero hay que aplicar el principio de cautela a la hora de interpretar sus resultados.

Tras una prueba de intolerancia, en muchos casos, se excluyen alimentos o grupos de alimentos importantes en la dieta, lo que puede motivar algún déficit nutricional. Sobre todo en población deportista, con unos requerimientos nutricionales por encima de lo habitual.

Al margen de la eficacia o no de los tests de intolerancia, es importante la supervisión médica o de un dietista-nutricionista para tomar decisiones de exclusión alimentaria.


eP: ¿Puedes explicar cómo se organizaba el equipo con la cocina en ruta?

JB: Dentro de la estructura del equipo, destaca la figura del cocinero, pieza indispensable ahora mismo. Dietas personalizadas (cada ciclista come según sus necesidades), y sobre todo, control y gestión de lo que se come. No está el ciclismo para tonterías. Hay hoteles en los que te puedes encontrar hasta con cuatro equipos. Imagínate que caos en la cocina.


eP: Hay deportistas que, en un momento dado, tienen una apetencia especial por algún alimento determinado y se piensa que eso puede estar asociado a que hay déficit de algún nutriente que se encuentra en dicho alimento. Por ejemplo necesidad de comer carne roja si hay falta de hierro, o de hojas verdes si hay falta de folatos, etc…. ¿Te ha pasado alguna vez?

JB: En mi caso es el dulce. Controlaba tanto el dulce que cuando me ponía en ello devoraba. Si ando bastante liado o nervioso, sigo teniendo la misma necesidad que cuando corría. Incluso por la noche me despierto y me levanto a comer. Los botes de Nutela vuelan.


eP: En tu etapa profesional, ¿habías salido a entrenar en ayunas? Explica el objetivo y las sensaciones.

JB: Sí, pero solo durante dos años, y no a diario. Sobre todo hacía rodillo.  Después desayunaba y volvía a salir. No me gustaba nada. Psicológicamente me mataba, por lo que en el 2003 opté por dejarlo. Intentar vaciar, repostar y de nuevo vaciar, puede ser un buen planteamiento teórico y que le vaya bien a alguien. Pero para mi pienso que no.


eP: ¿Qué es lo que solías hacer ante las primeras señales de una pájara?

JB: La sintomatología de una pájara es la puerta de la desgracia. No hay manera de reconducirla, sí de minimizarla. Cuando entrenaba muchas horas y vaciaba (a posta, locuras) siempre empezaba con un hormigueo en los labios. Era momento de algún gel o un plátano.

Comentario:

Una “pájara” (hipoglucemia) puede ser muy peligrosa rodando encima de un bicicleta, en ruta. Perder la concentración o tener un estado de confusión puede hacer tomar decisiones equivocadas, incluso provocar una caída en caso de mareo. Asumir riesgos innecesarios pueden suponer un peligro para la salud propia y, en el caso del ciclismo, ajena. Prudencia y sentido común.


eP: ¿Te has deshidratado (seriamente) en ruta?

JB: Sí. Y además una vez de manera importante. La deshidratación es una de las partes mas complicadas para un ciclista. Sobre todo en etapas de una «gran vuelta». Los días se van acumulando y se soporta mucho calor, por lo que es muy fácil tener problemas de este tipo. Hay que ir bebiendo poco a poco. Agua, alimento líquido, sales. Es muy común ver gente ya a mitad de etapa con los típicos «corronchos» de sal en el maillot. Una vez que la sensación de sed se apoderaba de ti ya es tarde: calambres, problemas musculares, sensaciones de que nada iba bien.

Al finalizar la etapa había que seguir bebiendo mucho y de manera ordenada, desde la cena hasta la salida del hotel a la siguiente etapa. Más o menos eran entre 3 y 4 los litros que nos bebíamos. Había noches que pensabas más en la etapa del día siguiente que en la sed que podías tener.

Decir también que los días de frío son muy muy cabrones. Tu cuerpo no responde igual, pies y manos heladas hacen que no tengas ni ganas de echar la mano al bolsillo en busca de comida ni tampoco de pegar un trago. Eso en definitiva significa muerte (deportiva) segura. Helado y «apajarado», un bomba de relojería.


eP: Una vez dejaste de ser profesional, ¿has tenido que hacer alguna cosa especial a nivel dietético para mantener tu peso corporal correcto?

JB: No. Sigo con los hábitos de entonces. Intento comer sano, pero si me apetece algo le meto el diente y ya está…, ja ja!


eP: ¿Cuánto peso podías perder en una etapa dura del Tour?

JB: Para nosotros más que la báscula lo importante eran las pinzas para calcular el % graso. A esas les tenemos pánico. Mi peso normalmente tras la primera semana en una grande rondaba los 57 kg. Había días que al finalizar la etapa la báscula (como cosa anecdótica) marcaba 3 Kg menos. Digo anecdótica porque normalmente para cuando llegábamos al hotel ya estábamos duchados, merendados y bastante rehidratados. Lo que solía ocurrir es que si el hotel estaba delante de la meta, justo al llegar te subías a la báscula. De todas formas ya te he dicho que lo más importante eran y son las pinzas, que te permitían comprobar verdaderamente el % de grasa corporal, masa muscular y demás.


eP: Si las necesidades fisiológicas tales cómo orinar o defecar apremian, ¿cómo lo hacéis en una carrera de muchas horas?

JB: En una etapa larga, puedes orinar entre 2 y 3 veces. Es fácil porque hay una norma de consenso no escrita en el “gran grupo” que obliga a parar. Todo el mundo sabe que no ocurrirá nada raro, como ataques ni cosas parecidas. Defecar nunca, a no ser que estés “jodido” de tripas, por comer algo en mal estado,…, ja, ja!


eP: ¿El botellín de hidratación siempre llevaba bebida isotónica o podía contener otro tipo de bebidas? (agua sola, proteína,…)

JB: Siempre llevamos dos botellines, uno con agua sola y otro con preparado alimenticio, carbohidratos, sales,…


eP: ¿Muchas horas en la bicicleta repercuten en el tránsito intestinal de alguna manera (estriñendo o laxando)?

JB: No. Voy como un reloj. Te acostumbras a todo.


eP: Después de una etapa se debe descansar y comer mucho para recuperarse y estar preparado el día siguiente. Comer excesivamente suele dificultar el descanso. ¿Como subsanabais esto?

JB: Tampoco tienes ganas de comer mucho, acabas muy tocado de la parte abdominal. Descansar es lo primordial. Había tenido un director de equipo que decía que yo descansaba (no dormía) una hora más que el resto del equipo. Eso en una carrera grande supone un día más de descanso.


eP: Qué prefieres:

JB: ¿Vino o cerveza? Alguna cerveza.

JB: ¿Carne o pescado? Carne.

JB: ¿Dulce o salado? Dulce.

JB: ¿Pepsi o Coca-Cola? Ninguna.


eP: ¿Qué es lo más inverosímil que has llegado a comer o beber encima de una bicicleta?

JB: ¡Polvorones!


eP: En Euskadi hay mucha afición al ciclismo y al buen comer, ¿crees que puede haber cierta relación entre ambas cosas?

JB: Seguro que sí. Feliz en la mesa y en el deporte es síntoma de buenos resultados.


eP: ¿Cuál ha sido tu récord de permanencia encima de una bicicleta?

JB: 14 horas


eP: ¿Cómo ha sido lo tuyo con los maratones y el running?

JB: Lo mío con el running es una larga historia. En mi casa había gran afición, sobre todo al cross. Si a eso le sumamos que soy vecino de Martín Fiz (campeón del mundo de Maratón) y que comencé a rodar con él, creo que ya te digo suficiente. Por agenda y horarios, al dejar la bici quería hacer algo de deporte que me llevase mucho menos tiempo, Para eso el running es perfecto, una manera de hacer deporte y sobre todo de sentirte muy bien tras un buen rodaje. Pese a mis problemas en la pierna derecha, secuelas de una caída en el Tour, le fui cogiendo gustillo y me lié con mi primer maratón. NY Maratón, empezar por la puerta grande. 2:53:57 Empezar y continuar solo es cuestión de sentirse bien. Ahora me cuido mucho menos comiendo, hago mas excesos pese a estar estabilizado en 64kg,

Comentario:

¿Comer para correr o correr para comer? Un poco de todo. La inactividad física para un profesional que finaliza su vida deportiva implica muchos problemas. Todos tenemos en mente la imagen de deportistas que dejan de serlo y cambian drásticamente de aspecto físico, ganando bastante peso corporal (grasa) y, muy probablemente, alterando muchos de sus parámetros fisiológicos hacia márgenes no saludables. Seguir haciendo deporte, aún cambiando de disciplina y seguir cuidando la alimentación es una decisión muy acertada.

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¡Aupa, Joseba maratonista!


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